El Pelo como Lugar Político

Guadalupe Gómez Abeledo
ORCID: 0000-0002-2031-8337
Universidad Técnica “Luis Vargas Torres” de Esmeraldas
Grupo de investigación ALMARGEN

Con la colaboración de los y las componentes del grupo ALMARGEN

ALMARGEN de otras consideraciones, en ocasiones hay pelos en la comida, en el cepillo, en la ropa, e incluso sacamos pelos con la cera, con el láser, con la tijera, con la pinza. Todo lo que rodea al pelo tiene una doble dirección. Quizás unos/as al escuchar Turquía quieran evitar la Capadocia, y otros/as cuando ven un letrero: «pelo sambo» comprenden lo que implica si son esmeraldeños/as…Tenemos dudas de por qué Frida Khalo y su bigote cuelgan estampados en las bolsas que nuestros brazos depilados transportan. En Jaén, en Coruña, en Quito, en Madrid, en Esmeraldas, en Cuenca y en otras ciudades de España y Ecuador amigos y amigas de la Academia, de la Academia «otra», nos encontramos alrededor del pelo/cabello en una sesión de los Seminarios INTER que tuvo lugar el 28 de marzo de 2022, con el título “El pelo como lugar político”. Nos apropiamos de las palabras de José Luis Anta en una reunión del grupo en la que afirmó que “el pelo es epistemología”. Tenemos muy claro que es epistemología y aportamos/apostamos desde nuestras diferentes «trincheras» porque no somos un grupo homogéneo, no compartimos formación, tampoco edad, ni territorio, pero creemos en el poder del conocimiento, y desde ahí partimos, y para ello investigamos, teniendo siempre presente la importancia de “peinar la historia (y la vida) a contrapelo”.

¿Qué es el pelo/cabello?

El pelo es una parte del cuerpo, es cuerpo, cuerpo indisciplinable. El pelo no es sólo un elemento identificativo. No sólo nos engalana, y nos hace sentir guapos/as, sino que cumple una función biológica, que para muchas personas pasa totalmente desapercibida. El pelo nos protege, protege zonas tan delicadas como los ojos, las orejas, o las fosas nasales, evitando el paso de la luz o de moléculas de polvo. El pelo nos abriga, hace que mantengamos la temperatura corporal. El pelo nos acompaña, aunque, constantemente intentemos deshacernos de él, manipulándolo, desvirtuándolo, despojándolo de su forma y localización natural. El pelo ya salido de su lugar en el recogedor con la escoba, en el tubo de la aspiradora, ahí diezmado de poder e inerte todavía hacía un servicio en los campos, para ahuyentar a los jabalíes. Son recuerdos de la hija de la peluquera que veía a los/as labradores/as esperando los sacos de pelo. Y que nunca he podido/querido saber si el efecto era real o mágico.

El pelo no duele, está muerto fuera del cuerpo que duele. Si no duele es libre, no genera miedo, no nos pueden asustar con cautiverios, torturas, controles y «pecados». Sin embargo, como toda invención interesada, como toda forma de ejercer el poder busca y halla formas veladas y también brutales de ejercer control. Y ya sea desde la hegemonía o desde la coerción las artimañas se dibujan y desdibujan infinitamente. El poder establece la norma y se reserva el azar.

No dudamos que la moda es una hegemonía y se transmite a través del discurso, sobre todo del audiovisual, porque no podemos negar que vivimos en una sociedad obsesionada con la imagen en la que las redes sociales tienen gran importancia (Villareal 2019).  Y la moda en el pelo/cabello es la herramienta que subsume la libertad de aquella persona, principalmente mujer que para ser aceptada corre hacia la peluquería, a la tienda de extensiones, al cirujano/a, sin cuestionarse siquiera la tremenda carga económica, de tiempo, dinero y esfuerzo que esto conlleva…Aquella persona somos todos/as, pero no en la misma medida. Otra vez la interseccionalidad viaja (La Barbera, 2016). Ahora la interseccionalidad suma el pelo/cabello (chichí, duro, malo, esponjoso, apretado, maldito…) a mujer, a negra, a pobre.

El pelo también es lugar de frustración. El/la dueña del cabello liso lo quiere tener zambo. El/la dueña del cabello zambo lo quiere tener liso. El mercado no escatima en ofrecer deseos: si usted desea se puede hacer “la permanente” o “el alisado”. A propósito de pertenencias: ¿somos dueños/as de nuestro pelo? El pelo es uno de los símbolos favoritos de la libertad, enarbolado por las y los jóvenes. Quizá por eso, la exigencia de la familia, del Estado, del poder, del policía, del sacerdote… de llevar el cabello corto, al ras, sin posibilidades de que éste pueda alcanzar el viento. La militarización del pelo, su corte sin personalidad ayuda a desposeer al hombre y hace nacer al militar.

¿Cómo y por qué nace esta necesidad de investigación?

El pelo. El pelo es un hilo utilizado para hilvanar pobreza, machismo y racismo. El pelo es un lugar necesario para el control emocional de los cuerpos. El pelo es una emoción y es epistemología. Necesitamos conocer cómo y cuándo el hegemónico estético se convirtió en «la belleza», porque ¿qué o a quién consideramos bella o bello?

La belleza, sobre todo si eres una mujer negra, recae sobre el pelo:  cómo y por qué el mercado conoce nuestras emociones, las crea y las maneja; cómo y por qué es necesaria la investigación pegada a las emociones que el poder económico conoce mejor que nosotras; y sobre todo, cómo y por qué son necesarios grupos de investigación como ALMARGEN. Y ésta es la única respuesta que hallamos hasta ahora, y es porque OTRA ACADEMIA ES POSIBLE. Como parte de la Academia pasamos de “contrabando” nuestra investigación a sabiendas de que en esta metafórica cárcel del poder económico-académico será un “tema menor”, de académicos/as menores para minorías. Angela Davis en su autoetnografía relata “normalizado” (según una lectura subjetiva), que en la cárcel los “peines para el Afro” eran parte del contrabando que se manejaba durante su cautiverio. Y nos hace pensar ¿qué productos han sido centro del contrabando? Desde luego los “peines para el Afro” inicialmente no están en los imaginarios de los posibles objetos de contrabando, al menos para los/as componentes del grupo ALMARGEN. Las historias de vida, la etnografía y sobre todo el dispositivo que hemos instalado grupalmente para ver, escuchar, sentir y producir pelo es lo que nos ha puesto en sintonía con las realidades diarias y dolorosas de las personas colonizadas para odiar su cabello.

Con el logo de nuestro grupo creado por Alejandra Bueno pasamos a explicar el contexto de la necesidad de investigación.

¿Dónde y por qué no otro lugar?

Desde una universidad —Universidad Técnica «Luis Vargas Torres» de Esmeraldas —, con mayoría de estudiantado «mujer, pobre y negra» y que es una realidad y una metáfora de otros espacios y de espacios «otros» nace la necesidad de crear una red diversa en la diversidad, que ponga a disposición el conocimiento de la Academia para molestar —porque los estudios que atraviesan el análisis del racismo «molestan»—. Así y aunque hay otras miradas proponemos un sarcasmo que Chimamanda propone así: «O tal vez simplemente ha llegado el momento de descartar la palabra «racista». Buscar algo nuevo dice Adiche (2013) en el mismo tono sarcástico lo describe como algo nuevo un Síndrome del Trastorno Racial. Y podrían definirse distintas categorías para quienes padecen ese síndrome: leve, medio y agudo. En conclusión, construimos entre Ecuador y España, entre estudiantado y profesorado, entre cosmovisiones y visiones sin cosmo, una discusión en la acción investigadora donde el pelo «chichí», «malo», «duro», «esponjoso», «maldito» es el centro, y es la belleza. Y el dónde se alarga y ensancha alrededor de nuestro cuello.

El contexto de la Universidad de Esmeraldas nos facilitó una exposición inicial con motivo del día internacional contra el racismo, en el marco de la cátedra de la UNESCO. En ese lugar, en el patio de comidas, sobre las cabezas de la comunidad educativa, flotó una exposición que además de impactar positivamente detonó nuestra ansia de saber más y mejor con todos y todas, si era necesaria o contingente la investigación alrededor del pelo/cabello y si íbamos a dedicar tantos esfuerzos, tiempos y voluntades para qué.

Exposición fotográfica sobre el pelo como lugar político

¿Para qué investigar sobre el pelo/cabello?

Para que el dolor sea escuchado. Y lo queremos escuchar para comprender en qué momento y por qué una persona probó si el hidróxido de sodio o sosa cáustica podía alisar su cabello, ¿qué dolor, control, maltrato o discriminación negativa sufriría para pensarlo? La sosa cáustica lacia el pelo/cabello, pero también quema el cuero cabelludo; sus heridas dolorosas coronan a muchas estudiantes. Además, esclaviza, pues una vez que es utilizada en el cabello, hay que seguirla utilizando periódicamente.

Para ser más específicos, la relación con el cabello afro es de dificultad, negación, dolor y esfuerzo para «normalizarlo» dentro de una sociedad que crea prejuicios, estereotipos y no acepta la diversidad de los cuerpos, exige, por el contrario, la homogeneización forzada a través del poder sugestivo y la coerción en donde se da otro proceso de esclavización de las mujeres negras hacia los productos cosméticos y los químicos. (Palacios, 2020, p. 13)

Conectadas las heridas con la experiencia de ver un barco de oro, de propiedad de comerciante de cabello, y reflexionar sobre en qué momento una persona piensa en comprarse un barco con el casco de oro. Quizás el dolor que produce el pelo que no duele nos puede dar las claves sobre cómo conectar las metáforas de las heridas abiertas de las pobres y el oro que atraca en los puertos de los ricos. Ambas personas están conectadas por el pelo/cabello. La diferencia entre utopía y distopía sólo es una mirada (Bone, en comunicación personal). El barco de oro que para la mujer es una utopía (como metáfora de lo que significa con todo lo alcanzable económicamente y que depende de que su imagen sea la “hegemónica belleza”), en realidad es su propia distopía (el autodesprecio sobre su pelo es la posibilidad de “otro” de tener todo lo posible económicamente).

Fuente: Eloy TP

 https://twitter.com/eloytp/status/1196803064088473602

#Coruña – Espectacular el lujoso yate 🛥 http://Bellami.com que esta mañana atracó en @MarinaCoruna

https://www.bellamihair.com/

Discutimos si somos

Un grupo, ALMARGEN, que mira con/sobre/desde el pelo/cabello más allá del mismo y que como diría José Luis Anta en un aparte de “voz baja”: “Vosotras sabéis que no estamos hablando de pelo ¿verdad?”. Anta sabe que sabemos que “El racismo tiene que ver con el poder de un grupo” (Adichie, 2013, p.282) y que el pelo es un dispositivo de control instalado a través del racismo que discrimina a alguien por diferente amparándose en el hecho de que los privilegios invisibles son normativos (Osuna y Olmo Pintado,2019). En las aproximaciones epistemológicas al racismo en muchas ocasiones el racismo es problematizado como algo excepcional, ajeno a la «normalidad» de lo cotidiano, desconectado de lógicas estructurales más profundas vertebradas por las relaciones de poder y saber Interesadas (Martín-Godoy, Sebastiani, y Olmos-Alcaraz,2022).  Nuestras lógicas difieren y convergen por momentos y desde luego podemos comprender cuando Paul Beatriz dice que no queremos ni velo ni prohibición de llevar velo: si el problema es el pelo, nos lo raparemos (Preciado, 2019) pero, nosotros/as afirmamos que, si el problema es el pelo, problematizaremos el pelo. No colaboraremos en procesos de silenciamiento. Identificamos como “presión” (Spindler y Spindler, 1987) cultural el control del cuerpo a través del pelo, también. Y sobre todo animamos a la proliferación de una multiplicidad de técnicas de producción de subjetividad en nuestro “espacio” (Preciado, 2020). Por otra parte, en la actualidad, tal como indican Delgado y Stefancic (pp. 2-5, traducción propia), “el movimiento de la Teoría Crítica de Raza es una colección de activistas e investigadores interesados en estudiar y transformar la relación entre raza, racismo y poder” y a ella sumamos esfuerzos con lo que también y sin duda el feminismo le aporta con esa forma de pensar el cuerpo tácticamente (Diz,2018).

Algunos resultados con los pelos/cabellos

Son nuestros rizos que bordan una maraña con greñas académicas que a su vez se lían, se lacian, se peinan o se mojan según sus componentes:

Patricia Medina Sánchez, María del Carmen Sánchez Miranda, Ana María Cueto Jiménez, Eleder Piñeiro Aguiar, José Luis Anta Félez, Pablo Tatés Anangonó, Jenny Monge Llivisaca, Belén Amador Rodríguez, Hugo Renato Bone Guano, Steven Hurtado Bamba, María Isabel Moreno Montoro, Guadalupe Gómez Abeledo, Margarita Del Olmo Pintado, Piedad Ortiz Olmedo, Sonia Martínez Jiménez, Javier Calle. (16)

Y que a su vez proponemos algunos de los materiales que quizás sean candela:

https://fb.watch/a-Ei4JoXDj/

 https://www.youtube.com/watch?v=-ygUzmETuno

Fuente: ALMARGEN. Estudiante de la UTLVTE (Representante del estudiantado al Consejo Superior Universitario)

Fuente: ALMARGEN. Estudiante de la UTLVTE

Fuente: ALMARGEN. Profesora de la UTLVTE

Reglamento de Acción afirmativa de la UTLVTE (Universidad Técnica “Luis Vargas Torres” de Esmeraldas:

Artículo 26.- De la cultura de valores y acción afirmativa. La UTLVTE instituye una cultura propensa a la equidad al respeto y al trato igualitario a todas las personas así como la eliminación de la discriminación negativa, estereotipos prejuicios y la lucha contra el racismo alcanzando un ambiente universitario más justo equitativo y de fomento de la diversidad de cada persona y/o grupo propiciando de esta forma la acción afirmativa y/o discriminación positiva permanente.

Artículo 28.- De la expresión libre. En la UTLVTE, se propenderá a crear un ambiente académico y de convivencia, que garantice la libre expresión a través de la vestimenta, los discursos y las agrupaciones de la comunidad universitaria conforme lo señala la Constitución de Ecuador.

Todavía no concluimos mas que la necesidad de seguir trabajando a través del proyecto y que cuatro años no son nada para problematizar el pelo/cabello porque como muy bien sabemos todos y todas hablamos de otra cosa. Y seguiremos hablando de lo que molesta, de lo que duele. De racismo.

Referencias y bibliografía

Adichie, C. N. (2013). Americanah. Albert Bonniers Förlag.

Bullen, M. (2012). Antropología feminista, antropología aplicada: encuentros y desencuentros. Ester Massó y Sandra Santos, El Sentido de la Antropología Hoy, edición monográfica de la Revista de Antropología Experimental (online).

Davis, A. (2016). Autoetnografía Ángela Davis. Editorial Capitán Swing Libros.

Diz, C. (2018). Tácticas del cuerpo: activismo y resistencia en la ciudad en crisis. Revista de dialectología y tradiciones populares, 73(1), 127-152.

La Barberá, M. (2016). Interseccionalidad, un “concepto viajero”: orígenes, desarrollo e implementación en la Unión Europea.

Marata, P. (2021), Crecer y aprender, mientras tanto. El dominio teórico y etnográfico de una    Antropología Sociocultural de la Educación. Edicions Bellaterra.

Martín-Godoy, P., Sebastiani, L., y Olmos-Alcaraz, A. (2022). ¿MEDIR EL RACISMO O DESCIFRAR SUS             LÓGICAS? APORTES DESDE EL CONTEXTO ESPAÑOL. Tabula Rasa, (41), 225-247.

Osuna, C., & Olmo Pintado, M. D. (2019). El racismo oculto. Sobre la complicidad involuntaria en el mecanismo racista.

Palacios Mosquera, A. J. (2020). El poder de la belleza negra: discursos y prácticas en torno al cabello afro.

Preciado, P. B. (2019). Un apartamento en Urano: crónicas del cruce (Vol. 625). Anagrama.

Spindler, G. y Spindler, L. (1987). Diálogo cultural y escolarización en Schoenhausen y Roseville: un análisis comparativo. Trimestral de Antropología y Educación , 18 (1), 3-16.

 Villarreal, M. S. (2019). Entre el ser y el (re) presentar: sobre la construcción de identidades y el uso de Instagram en los adolescentes (Bachelor’s thesis, Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales).