Ana María Matute: La infancia es más larga que la vida 

Beatriz Riera

Este año se cumple el centenario de Ana María Matute y que mejor día para hablar de ella que en el Día del Libro. Ana María nació el 26 de julio de 1925 en el seno de una familia burguesa de madre castellana y padre catalán. Pasó gran parte de su infancia a caballo entre Barcelona y Madrid sin poder pasar el tiempo suficiente en ninguna de las dos ciudades como para poder arraigar en alguna de ellas. En general fue una niña solitaria y como ella misma dijo “la soledad es una de las grandes razones por las que escribo”. Su producción literaria fue precoz. Escribió su primera novela Pequeño teatro con tan solo 17 años (aunque no se publicaría hasta once años más tarde) pero ya desde los cinco escribía e ilustraba unos cuentos que su familia leía y que su madre guardó, sin ella saberlo, hasta que se los regaló, para gran sorpresa suya, el día de su boda.

Ana María Matute se definió siempre como una niña rebelde, alejada de lo que sus mayores, sobre todo su madre (a la que llegó a comparar por su rigidez con el Cid) esperaban de ella. La Guerra Civil, que estalló cuando ella tenía tan solo 10 años, cambió radicalmente su mundo arrebatándole su inocencia y arrojándola a la convicción de la gran injusticia que es la vida, un sentimiento que destila en la mayor parte de su producción literaria. 

Contaba Ana María que de pequeña la metían en el “cuarto oscuro” como castigo a su mal comportamiento. Al contrario que sus hermanos, ella vivía con placer la experiencia de quedarse allí encerrada entre abrigos viejos con olor a naftalina y la posibilidad de disfrutar en soledad de lo que más le gustaba: inventar historias. Entre aquellas paredes entendió que la oscuridad era solo una oportunidad de transformar el mundo que la rodeaba y en aquellas horas nació una vocación porque “ser escritor es una forma de ser mago”.  

Primera memoria, ganadora del Premio Nadal en 1959, dio a conocer a público y crítica a esta escritora y en ella se dejan ver alguna de las líneas narrativas que desarrollará en su obra: la soledad y la incomunicación, los enfrentamientos cainitas y la necesidad de huida o evasión.  La infancia será uno de sus temas recurrentes y aquel que en gran medida supedita todos los demás. Esta etapa vital está protagonizada por niños y niñas que se rebelan a ser una prolongación de sus padres, a ser seres moldeables a imagen y semejanza de los adultos (como ella misma en su momento). Son individuos por sí mismos, con una entidad propia que poseen un rico mundo interior, que se enfrentan a ambientes asfixiantes u opresivos y que desde el lugar que les toca vivir y la edad desde que perciben el mundo se muestran como seres complejos. Están inmersos en el mundo de la imaginación y son capaces de observarlo con el prisma de la magia que los adultos no son capaces de ver, pero como la propia Matute (arrancada de la niñez cuando descubre el cadáver de un hombre asesinado en los albores de la Guerra Civil) ven cómo la realidad anula sus esfuerzos por evitar su entrada en la edad adulta. Son criaturas que llevan sobre sus hombros todo el peso de la infancia.

Los niños tontos, una de sus obras más queridas, son una serie de cuentos, algunos de gran brevedad (no superan la media página) donde se refleja una infancia totalmente alejada de la inocencia y entran en el terreno de criaturas que desde la ingenuidad puede llevar sus actos a sus más terribles consecuencias. En este sentido ella decía que escribía libros sobre niños, pero no para niños. Por ello la censura calificó a esta obra como una forma de pervertir a los menores porque como ella decía, la censura no entendía absolutamente nada.

La primera parte de la producción literaria de Ana María Matute está enmarcada cronológicamente en la llamada Generación del 50 jalonada por grandes nombres como los de Rafael Sánchez Ferlosio, Ignacio Aldecoa, Carmen Martín Gaite o Juan Marsé (entre otros) aunque para algunos estudiosos Matute se encuentra estilísticamente algo alejada de estos autores. Ella misma acuñó un nombre, el de los “Jóvenes asombrados”, que agrupaba a los escritores de su generación que surgieron tras la Guerra Civil. 

Los Abel, Fiesta al Noroeste, la considerada por muchos su obra maestra Los hijos muertos (Premio Nacional de Narrativa 1958), la trilogía de Los Mercaderes (Primera memoria, Los soldados lloran de noche y La trampa) corresponden a esta primera época de su literatura marcada por su estilo evocador, sencillo y poéticamente nostálgico. La torre vigía (1971) marcó un cambio de rumbo en su trayectoria que viró hacia la fabulación fantástica. Ana María Matute sentía pasión por la Edad Media (en su momento dijo que si no hubiera sido escritora hubiera sido medievalista) y no entendía la temática de estas novelas suyas como fantásticas, sino como mágicas porque la fantasía es algo que se sabe que no es real, pero “cuando tú escribes algo que la gente considera fantasía para ti es más realidad que otra cosa”. 

Olvidado rey Gudú es una de sus obras cumbre en esta segunda etapa de su narrativa y una de las más conocidas. Supuso su reaparición tras más de veinte años alejada de la literatura debido, en parte, a una depresión que le sobrevino en el mejor momento personal de su vida. Es una novela extensa y grandiosa que recorre la historia de nueve generaciones del Reino de Olar en una historia que bebe de los cuentos de hadas y las novelas de caballería. Su trasfondo social y su crítica implícita a la explotación y opresión de los débiles por la crueldad del hombre con sus semejantes enlaza, a pesar de su alejamiento de la novela realista, con la sensibilidad de la autora en su etapa anterior. 

Ana María Matute fue nombrada académica de la Real Academia de la Lengua en 1996, fue ganadora de innumerables premios como el Premio Nacional de las Letras Españolas al conjunto de su obra (2007) o el Premio Cervantes en 2010. Convertida en sus últimos años en una ancianita de cabellos níveos y sonrisa pícara destilaba en sus entrevistas una bondad y sentido del humor que la hacían entrañable. En ellas parecía restar importancia a su figura como una de las autoras más relevantes de la literatura española de los últimos tiempos y una de los grandes referentes para escritoras de su generación y de generaciones posteriores. Ana María Matute siguió escribiendo hasta su fallecimiento el 25 de junio de 2014 dejando una novela inacabada, Demonios familiares. Trabajó hasta el final porque consideraba que ser escritora no era algo que había elegido sino algo con lo que había nacido y ella, como Alicia “siempre estaba atravesando el espejo”.

Siempre hay un buen motivo para leer a Ana María Matute. Descubrir sus novelas o sus cuentos es adentrarse en un mundo donde realidad y fantasía se entremezclan a través de una prosa magistral y unas historias profundamente humanas. Leer, por ejemplo “El polizón del Ulises”, cuando se tienen 13 años es una forma maravillosa de introducir a los más pequeños en una de las obras más hermosas y emocionantes que se pueden leer siendo niño. Navegar con sus personajes por desvanes polvorientos, descubrir la amistad y la propia identidad, vivir la aventura de crecer sin perder en el camino el niño que llevamos dentro porque “la infancia es más larga que la vida”.

Bibliografía 

Cai, Xiaojie, and e-libro, Corp. El Mundo de La Infancia y Otros Temas Alusivos En La Narrativa Realista y Fantastica de Ana Maria Matute. Salamanca: Ediciones Universidad de Salamanca, 2012. Print. VíTor ; 313.  

Cañete Ochoa, Jesús, Fernando . Fernández Lanza, and María Paz . Ortuño Ortín. La Palabra Mágica de Ana María Matute : Premio Cervantes 2010 : [Exposición]. Madrid : Alcalá de Henares : Boston: Ministerio de Cultura ; Servicio de Publicaciones de la Universidad de Alcalá ; Boston University, 2011. Print.  

Torres Begines, Concepción. “Espacios de La Infancia y La Memoria En Ana María Matute: «Paraíso Inhabitado» y «Demonios Familiares»” Dicenda 37 (2019): 123–140. Print.  

Perez, J. “Olvidado Rey Gudú” Hispania 81.1 (1998): 121–122. Print. 

Instituto Cervantes (24 de septiembre de 2024). Ana María Matute en el Instituto Cervantes de Nueva York  [Archivo de Vídeo] https://youtu.be/lXidUeQwcZY?si=UGdtRgIZZoBp0z1h  

Foto de Ana María Matute: http://www.imserso.es/imserso_01/auxiliares/aviso_legal/index.htm

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