Leire Frisuelos
Nicanor Parra (Chile, 1914) se puede considerar como uno de los mejores poetas en lengua castellana del siglo XX, pese a no gozar de la popularidad que mereciera. Su nombre ha figurado en varias ocasiones entre los candidatos al Nobel de Literatura.
Parra es el creador de la “antipoesía”, cuyas primeras muestras aparecen en 1954 en Poemas y antipoemas. Con ella emprende la búsqueda de un nuevo lenguaje de carácter cotidiano y oral, rompiendo con el tipo de poesía imperante en el momento que tanto gustaba de pompas y altisonancias. La antipoesía lucha por que todos los temas, hasta los más banales, tengan cabida en el poema; ya no vale con hablar de ninfas y tritones, arco iris y sonetos a la luna. A partir de ahora sillas, mesas, ataúdes y útiles de escritorio también encontrarán su propio espacio en el texto. Así lo declara el autor en “Advertencia al lector”:
[…] Según los doctores de la ley este libro no debiera publicarse:
la palabra arco iris no aparece en él en ninguna parte,
menos aún la palabra dolor,
la palabra Torcuato.
Sillas y mesas sí que figuran a granel.
La poesía visual es parte importante de la obra de Parra. En El Quebrantahuesos emplea la técnica del collage con titulares de periódicos, creando sus propias portadas de prensa, alternativas y surreales. En Artefactos el autor trabaja con elementos propios de la publicidad y el graffiti. La consecuencia lógica de todo esto es el poema objeto. Sus Artefactos visuales y Trabajos prácticos, dignos herederos de los ready-mades dadaístas, extraen de su contexto habitual objetos cotidianos a los que se otorga una mirada diferente, inventando nuevos usos para ellos y potenciando su lado simbólico y poético.El sentido del humor, la ironía y el juego son una constante en la obra del chileno, que provoca al lector, le interpela y le hace partícipe del juego. Basta descubrir el título de sus libros: Poemas y antipoemas, Chistes parra desorientar a la policía/poesía, la antología Poemas para combatir la calvicie, Hojas de Parra, Cachureo, ecopoemas, guatapiques, últimas prédicas, etc.En general, la literatura y, sobre todo la poesía que acude al humor como recurso expresivo, son consideradas como un género menor, más un divertimento que una verdadera obra de creación. En este sentido Nicanor Parra es un claro ejemplo de todo lo contrario, de que la poesía con mayúsculas también puede hacernos reír.
Foto de Álvaro Serrano en Unsplash