La represión franquista y la historia de Salvador Puig Antich.

Óscar Calvo y Sonia Trol

Los años 60 y 70 del siglo XX en nuestro país, están marcados por un proceso de cambio social influido por el crecimiento económico y al mismo tiempo por reformas superficiales en lo político dirigidas a reforzar el régimen franquista. Es una época donde tanto el movimiento obrero como el movimiento estudiantil reclaman reformas profundas en cuanto a las libertades políticas y a los derechos de los trabajadores. En este contexto, muchos estudiantes y trabajadores formaron parte de partidos políticos y sindicatos que operaban en la clandestinidad, jugándose de esta manera tanto la libertad, podían acabar en la cárcel por defender sus ideas, como su integridad física, ya que podían ser torturados en dependencias policiales e incluso asesinados con total impunidad. En esta España vivió Salvador Puich Antich (Barcelona 1945-1974),  un joven anarquista y antifascista, que tiene la dudosa distinción de ser una de las dos últimas personas que ejecutó el franquismo mediante el sistema del garrote vil. Este año se cumple 50 años de su muerte. La otra persona que le acompañó fue Heinz Chez, un delincuente común que fue ejecutado en la cárcel de Tarragona.

Dos hechos contribuyeron a la implicación activa de Salvador en la lucha antifranquista, el Mayo francés de 1968 que inspiró a toda una generación y el asesinato del estudiante Enrique Ruano en las dependencias de la Dirección General de Seguridad en 1969. Puich Antich comenzó su militancia en Comisiones Obreras, aunque pronto evolucionó hacia posiciones anarquistas. Tras realizar el servicio militar en una enfermería del cuartel de Ibiza donde fue destinado, se incorpora al MIL, Movimiento Ibérico de Liberación, un grupo armado que pretendía acabar con el franquismo e instaurar la anarquía en Cataluña. El MIL era una guerrilla heredera del viejo anarquismo barcelonés y seducida por el Mayo del 68 francés.

Salvador participaba, junto con sus compañeros, en acciones que generalmente consistían en atracos a bancos con el objetivo de combatir el capitalismo. El dinero que obtenían se dedicaba principalmente a financiar las revista clandestina del MIL, una de ellas era “CIA” (Conspiración Internacional Anarquista) y la editorial “Mayo 37”. Este dinero también se les ofrecía a los trabajadores en huelga, los cuales por temor a que proviniera de los atracos, lo rechazaban. El 15 de septiembre de 1973, el MIL ejecuta su último atraco en Bellver de Cerdaña, provincia de Lérida. La Guardia Civil detuvo a dos de los atracadores, Oriol Solé y José Luís Pons. Unos días después consiguen detener también a la novia de José Luís Pons y a Santi Soler, miembro del MIL, que tras ser torturado, les confiesa que el 25 de septiembre tiene concertada una reunión en el bar “El Funicular” con otro cabecilla del grupo, Xabier Garriga. Con esta información los agentes de policía de la Brigada Político-Social, la policía secreta de la Dictadura que actuaba contra la oposición antifranquista, montan un dispositivo para detener a Garriga. Junto a los policías de paisano se encontraba también Santi Soler. Xabier Garriga apareció acompañado de Salvador Puich Antich y en el instante en que se acercaron a Soler, éste les alertó de que había policías, al oir la advertencia intentaron huir. En ese momento se produce un forcejeo que termina en un tiroteo entre los polícías y Puich Antich que es herido y en el que muere el subinspector Francisco Anguas Barragán. El 2 de octubre de 1973, tras recibir el alta médica, Salvador ingresa en la cárcel Modelo de Barcelona acusado de ser el autor de la muerte del subinspector de policía Anguas Barragán, será juzgado en consejo de guerra por un Tribunal Militar y condenado a la pena de muerte mediante el sistema de garrote vil. La sentencia especifica que se le condena “por la muerte de un funcionario público por razones políticas”. El 19 de febrero de 1974, el Consejo Supremo de Justicia Militar aprobó la ejecución de la sentencia a menos que hubiese un indulto por parte del Jefe del Estado, indulto que nunca llegó.

Esta sentencia generó un movimiento de repulsa tanto dentro como fuera de España, así desde el canciller alemán Willy Brandt hasta el Vaticano intentaron evitar la ejecución. También se produjeron multitudinarias manifestaciones fuera de nuestro país ante una sentencia que se consideraba injusta e inhumana. El 2 de marzo de 1974, Salvador Puich Antich fue ejecutado. Tenía 25 años. Investigaciones posteriores ponen en duda que fuera él quien mató al policía Barragán, ya que se hicieron desaparecer pruebas clave y el sumario del caso fue alterado para inculpar al joven anarquista. La familia de Salvador, ha tratado que se revise su condena, sin haberlo conseguido durante todos estos años de democracia.

Por desgracia, Salvador Puich Antich no fue el último ejecutado por la dictadura franquista, el 27 de septiembre de 1975, a menos de dos meses de la muerte del dictador, en el eclipse del régimen y tras sendos Consejos de Guerra se fusiló a tres miembros del FRAP (Frente Revolucionario Antifascista y Patriota) y a dos integrantes de ETA.

Varios libros abordan la vida, el proceso y la ejecución de Salvador Puich Antich: Hasta el último aliento de Manuel Calderón, 2024; Comunicado de muerte de Rafael Herce, 2017; Puich Antich: la transición inacabada de Gutmaro Gómez Bravo, 2014; Cuenta atrás. La historia de Salvador Puig Antich de Francesc Escribano, 2001. También encontramos una película basada en el libro Cuenta atrás. La historia de Salvador Puich Antich. Su título es Salvador, dirigida por Manuel Huerga y protagonizada por Daniel Brühl, año 2006.

Imagen Los desastres de la Guerra de Francisco de Goya.

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