Muñeca Infinita Editorial

En los últimos años estamos asistiendo al nacimiento de varias editoriales independientes en nuestro país: editoras y editores aguerridos que deciden emprender un proyecto personal y encontrar su hueco en el hiperpoblado ecosistema del libro español. Son, antes de nada, lectores avezados con un gusto entrenado durante largo tiempo. Siempre con un ojo en lo que se publica en el extranjero y en los autores que no han sido traducidos al español, detectando las obras que merecen una oportunidad en el ámbito hispánico y descubriéndonos a menudo tesoros escondidos. Una cosa es segura: sus libros no los encontraréis en los estantes de los hipermercados. 

Nos ha parecido interesante hacer un recorrido por algunas de estas editoriales menos conocidas que no gozan de tanta visibilidad como los sellos de los grandes grupos. Para inaugurar la serie, Juan Pablo Díaz Chorne, editor de la recién nacida Muñeca Infinita, responde a nuestro test para conocer un poco mejor las motivaciones y criterios que le guían a la hora de conformar su catálogo. 

¿Cuál es vuestro proyecto editorial? ¿Qué os interesa a la hora de crear vuestro catálogo?

Nuestro proyecto editorial se llama Muñeca Infinita. Elegimos este nombre porque aspiramos a que en nuestro catálogo los libros se encuentren y encajen unos con otros, a que lleven en su interior otros libros y otras lecturas. El perfil de la editorial es literario, con cierta especialización en la narrativa memorialística, ese extraño cruce entre ficción y autobiografía. Sobre todo, editaremos rescates de clásicos modernos: libros que no son novedad en su idioma pero que nunca aparecieron en el nuestro porque no se les prestó atención a pesar de ser muy buenos, y otros desaparecidos del mercado pero que merecen una segunda vida porque le hablen mejor a nuestro presente. También estaremos pendientes de nuevas voces que merezcan atención, pero antes de pelearnos en el ring de las novedades y subastas al mejor postor, querríamos hacer de la necesidad virtud y disfrutar del gran placer que representa rescatar esa joya escondida en el último anaquel de la librería de segunda mano, sorprendentemente todavía no publicada.

Nuestra idea es construir nuestro catálogo como un conjunto coherente e interrelacionado de títulos, sin fecha de caducidad y que hablen a los lectores de hoy en día de manera aún más pertinente de lo que lo hicieron en el momento de su publicación original. Reuniremos todos nuestros libros en una única colección que se abrirá en innumerables prismas y muñecas. Un ritmo de publicación racional nos permitirá cuidar de todo el proceso de edición y difusión de nuestros títulos intentando que lleguen a los lectores que quieran acompañarnos. Porque entendemos que una editorial es un espacio y una comunidad desde los que compartir libros que se consideran importantes.

¿Cómo veis el panorama editorial en España? ¿Pensáis que hay hueco para más editoriales independientes?

Vemos un panorama de una riqueza impresionante. Creemos que siempre hay hueco para quien haga bien las cosas y tenga algo que aportar y para quien sea capaz de darle viabilidad a su proyecto en un entorno complejo a varios niveles; y estas dos cosas no son la misma. Por un lado, los avances tecnológicos han hecho que crear una nueva editorial sea relativamente barato (al menos comparado con otros negocios), pero al mismo tiempo su supervivencia en el mediano y largo plazo es cada día más complicada. Hace poco hojeabamos un libro de cálculo editorial de los años 70 y se decía que se vivía un entorno complicado porque las tiradas medias apenas llegaban a los 15.000 ejemplares. Hoy en día lo usual, incluso en editoriales medianas, es moverse entre 1000 y 2000 ejemplares para una novedad. Muchos son los llamados y pocos los elegidos. Mucho más barato y sencillo montar una editorial, mucha más competencia y dificultades para darle la rentabilidad suficiente para sobrevivir. Todas las semanas llegan a las librerías muchísimos nuevos libros y muchos de ellos son fantásticos, cada vez hay más editoriales pequeñas, medianas y grandes que lo hacen muy bien, así que el reto para la supervivencia está en captar la atención y el interés del lector entre tanta oferta hasta el punto de que quiera adquirir uno de tus títulos. A fin de cuentas, el éxito de una nueva editorial se reduce a lograr algo que se dice muy rápido pero es muy difícil de hacer, una comunidad de interés que siga tus publicaciones y se fíe de tu criterio.

¿Hay que estar un poco loco, ser rico, o ambas cosas para montar una editorial en estos tiempos inciertos?

Se suele decir cosas de este tipo y tienen parte de verdad, pero sólo una parte. Hace falta un cierto nivel de inconciencia e ilusión ciega para embarcarse en estos proyectos, pero al mismo tiempo es muy importante saber qué terreno se pisa o por los menos tener los reflejos para cambiar el rumbo rápido si es el equivocado. En nuestro caso, consiste en cumplir una fantasía que teníamos hace bastante tiempo, y a pensar que había llegado el momento en que estábamos preparado para ponerla a prueba. Al mismo tiempo, llevamos ya bastantes años trabajando en el sector del libro y sabemos dónde me meto, con todo lo bueno y malo que tiene eso. En términos de capital necesario, como comentábamos en la anterior respuesta, no es demasiado alto el necesario, pero sí es muy complicado darle viabilidad empresarial a los proyectos en el corto y mediano plazo y hay que contar con un capital para al menos los primeros tiempos no depender de un salario generado por las ventas.

¿El funcionamiento del mercado editorial aboca a editar nuevos títulos por encima de sus posibilidades reales? ¿Crees que habría alguna alternativa a este modelo?

Es siempre un equilibrio muy complicado. Por un lado, el derecho eterno a devolución de los libros por parte de las librerías en conjunción con la falta de espacio físico de los locales crea esta especie de bola de nieve de novedades que siempre tiene que compensar las devoluciones. En una nueva editorial se suma la dificultad de no contar con el llamado fondo editorial (los libros antiguos que ya han recuperado la inversión inicial y que generan entonces un beneficio que permite arriesgar con los nuevos títulos) y la necesidad de facturación constante y rápida para poder ir creando ese fondo.

Una clara alternativa sería un acuerdo de todo el sector (editores-libreros-lectores) para sacar menos novedades y alargar la vida de las mismas en el punto de venta. Rápidamente explicado; vender más unidades de menos títulos en vez menos unidades de muchos títulos. Pero los primeros que tendrían que sumarse a esto serían los grandes grupos editoriales y sus gastos estructurales y exigencias de altos beneficios lo complican mucho. Lo ocurrido en la pandemia, con el cierre estricto de las librerías, nos muestra que ni un caso excepcional como este sirvió realmente para reconducir las cosas.

¿Qué opináis de la labor de los traductores?

Le damos una importancia crucial a las traducciones. Cuando uno lee una traducción está leyendo casi en igual medida al autor y al traductor, ambos son creadores de lo allí escrito a todos los efectos. Estamos intentando trabajar con los mejores traductores posibles a este y el otro lado del Atlántico y en colaboración con ellos, pero también con nuestro diseñador, editora de mesa o maquetadora, pues el trabajo de edición es un trabajo en equipo siempre, sacar el mejor libro posible sin escatimar esfuerzos.

Con tantos manuscritos como recibís las editoriales, ¿se quedan buenas obras sin publicar en los cajones o pensáis que al final lo bueno encuentra su hueco?

Difícil contestar a esta pregunta. Seguramente sí, pero tampoco tantas como cree la gente. Como en casi todo, desgraciadamente, vamos a todo tren y con un ritmo de trabajo frenético que puede hacer que se pasen cosas valiosas. Y luego está la capacidad del autor para saber hacer valer su obra. A la hora de publicar un libro entran en juego multitud de factores. Tanto o más importante que la calidad o el gusto personal es que nuestros títulos sean considerados como necesarios por los lectores actuales y como pertinentes para hablarle a nuestra época de los temas que a todos nos conciernen. Digamos que creo que hay que mirar más al afuera que al adentro a la hora de publicar. Publicar, como la propia palabra lo dice, es hacer público algo. Al menos nosotros siempre pensamos a la hora de contratar un libro en por qué consideramos importante publicarlo y cómo vamos a comunicarlo a los demás.

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