Stefano Mancuso y la inteligencia de las plantas

Sonia Trol

“Hemos tenido que soportar varios desmentidos que han socavado nuestras certezas: tuvimos que abandonar el sistema geocéntrico y reconocer que vivíamos en un planeta insignificante situado en una galaxia marginal del universo; luego tuvimos que admitir nuestra semejanza con otros animales e incluso que nuestros orígenes estaban en algunos de ellos. De modo que ¿qué es más sensato, convertir la inteligencia en un baluarte en defensa de nuestra diferencia con respecto al resto de seres vivos o admitir que el hecho de ser inteligentes nos une a las demás especies de los mundos animal y vegetal?”

Stefano Mancuso.

Las plantas, esas grandes olvidadas. Nos acompañan y embellecen nuestras casas, jardines y bosques. Nos cautivan con sus aromas, nos alimentan, proporcionan oxígeno para nuestra vida y tienen propiedades medicinales. Aún así, las consideramos seres inferiores y carentes de sensibilidad. Y sin embargo, el reino vegetal es imprescindible para nuestra existencia y representa el 81,8% de la vida de nuestro planeta.

Stefano Mancuso (Catanzaro, Italia, 1965), lleva tres décadas dedicado al estudio de las plantas. Es pionero en neurobiología vegetal, profesor universitario, investigador y escritor. Desde 2001 desarrolla su trabajo como profesor en la Universidad de Florencia y en 2005 fundó el Laboratorio Internacional de Neurobiología Vegetal, donde estudia la fisiología y comportamiento de los vegetales, la biología molecular, la inteligencia y otros campos de la ciencia vegetal.

Este admirador de Darwin, al que su madre le inculcó su amor por las plantas, ha revolucionado la botánica con sus teorías sobre la inteligencia de los vegetales. Su interés por las plantas se desarrolló cuando realizó un experimento para su tesis en los años ochenta. Construyó un recipiente de cristal para estudiar cómo reaccionan las raíces ante la presencia de un obstáculo. Según el conocimiento de la época, la raíz chocaría contra esa presencia inesperada y después se desplazaría en forma de zigzag sobre su superficie, hasta lograr esquivarla y proseguir su camino. Él comprobó que en realidad, algunos centímetros antes del contacto, la raíz ya comenzaba a desviarse, para rodear el problema sin llegar a rozarlo. Las raíces eran capaces de percibir el obstáculo mucho antes de acercarse a él, encontrando siempre la vía más corta para superarlo. Mancuso no esperaba esta reacción de la planta, por lo que dedujo que de alguna manera, la planta podía percibir y decidir. Es decir, que tenía algún tipo de sensibilidad e inteligencia. Desde este punto de vista, no hay diferencia entre las plantas y los animales: ambos intentan resolver problemas para garantizar su subsistencia. Y esa es la definición que Mancuso entiende por inteligencia: la habilidad de resolver problemas.

A partir de aquí su trabajo ha estado dirigido a demostrar que esos seres, que conviven con nosotros y gracias a los cuales nos alimentamos y respiramos, tienen multitud de capacidades que desconocemos. Son capaces de comunicarse, utilizando niveles distintos de lenguaje dependiendo del grado de familiaridad entre ellas. El intercambio de información puede realizarse a través de la química, moléculas que las plantas producen y liberan a la atmósfera. De esta manera, pueden advertir a otras plantas sobre peligros cercanos. Otra vía es a través de las raíces. En un bosque, las plantas están conectadas entre sí a través de una red subterránea e intercambian la información en forma de impulsos eléctricos, además de nutrientes y agua. El botánico explica en el programa de RTVE Redes dónde radica la inteligencia de las planta, sus distintos niveles de comunicación y lo mucho que pueden enseñarnos. Por ejemplo, el respeto por el entorno. “Nunca encontraremos una planta que perjudica o destroza el medio del cual depende su propia vida. Además, como especie, sin duda somos mucho más estúpidos que las plantas, ya que si la inteligencia es la habilidad de resolver problemas, ¿qué problema hay más importante que la propia supervivencia? Los homo sapiens llevamos en la Tierra 300.000 años y ya contemplamos nuestra posible extinción. En comparación, la vida media de las especies del planeta es de cinco millones de años”.

Reflexionemos sobre nuestro antropocentrismo y empecemos a respetar y cuidar a las otras especies que conviven con nosotros, ya sean animales o vegetales. Nuestra subsistencia depende de ello. Las plantas son las grandes desconocidas, sus estrategias de supervivencia y de adaptación han sido totalmente distintas a las de los animales, ya que al tener raíces apostaron por el sedentarismo. Esto las obligó a establecer estrategias de seducción con las especies motrices tremendamente sofisticadas.

En sus libros Mancuso plantea cómo las plantas intercambian información entre ellas, establecen simbiosis o mutualismo con otros seres vivos, se organizan y resuelven problemas. Las plantas nos sugieren la forma de afrontar un futuro más sostenible y son una de las soluciones al cambio climático.

En la biblioteca contamos con varios títulos que nos dan la oportunidad de acercarnos a las teorías de Mancuso y descubrir a esas grandes ignoradas que llevan acompañándonos durante toda la historia de la humanidad.

  • Su primer libro, Sensibilidad e inteligencia en el mundo vegetal, fue escrito junto con Alessandra Viola, una reconocida periodista científica. En él se nos revela que las plantas no son esos seres inmóviles e insensibles que pensábamos. Las investigaciones científicas desarrolladas durante los últimos cincuenta años han demostrado que las plantas se comunican e intercambian información, entre ellas y con los animales, duermen, memorizan, cuidan de sus hijos, tienen su propia personalidad e incluso son capaces de manipular a otras especies.
  • Biodiversos fue publicado en colaboración con el sociólogo Carlo Petrini, fundador del movimiento Slow Food. Mancuso relaciona su visión de las plantas como seres vivos complejos y sofisticados con la visión de Petrini, que pone la alimentación y la agricultura en el centro de la supervivencia humana. Una alimentación de calidad, limpia y justa. El libro es un diálogo donde se vincula la inteligencia humana y la vegetal para establecer un pacto entre el ser humano y la naturaleza.
  • En El futuro es vegetal el autor investiga los diferentes retos a los que se enfrentan las plantas y sus formas de resolverlos, que deberían inspirar soluciones a los problemas que padece la humanidad. Según Mancuso, las plantas consumen poca energía, son fuertes, actúan de forma colectiva, tienen una inteligencia compartida, poseen una increíble capacidad para sobrevivir en entornos hostiles, son capaces de aprender de la experiencia y tienen memoria. Podemos aprender de ellas para solucionar los grandes problemas a los que nos enfrentamos: desertización de la tierra, falta de agua dulce y contaminación. En definitiva, a las consecuencias del cambio climático.
  • En El increíble viaje de las plantas Mancuso reflexiona sobre el hecho de que las plantas se mueven y viajan. Las plantas navegan por el mundo, llegan a islas en medio del océano, consiguen crecer en lugares inaccesibles e inhóspitos, resistieron a la bomba atómica y al infierno de Chernóbil. Incluso se ha conseguido revivir plantas a través de semillas que habían permanecido en el hielo congeladas durante 39.000 años. Las plantas han sido capaces de desarrollarse en todos los habitats conocidos.
  • La nación de las plantas es una obra donde las plantas escriben su carta de derechos desde su punto de vista, mirando el mundo desde la centralidad de la vida y no desde la centralidad humana.
  • Por último, La planta del mundo narra fascinantes historias de los árboles: el papel de los árboles durante la Revolución francesa o en el estudio del Sol; la cooperación de los árboles en un bosque; la relación de los árboles con la música, la historia del árbol de la sabiduría, la de cómo algunos árboles facilitaron la solución de crímenes famosos y cuáles fueron las primeras plantas que viajaron al espacio.

Muchas veces, los humanos tenemos la sensación que los únicos mundos que nos quedan por descubrir son los que se encuentran fuera de la Tierra. Mancuso nos revela que la verdadera aventura está en la Tierra y que los descubrimientos más apasionantes están unidos a la vida de nuestro planeta.

Imagen de Jeon Sang-O en Pixabay

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