Una nueva luz para Gloria Fuertes. Los libros del centenario

Antonio Ortega
La conmemoración este año del centenario del nacimiento de Gloria Fuertes (Madrid, 1917-1998), es una ocasión inmejorable para recuperar y reivindicar la memoria y la obra de una mujer esencial de nuestra cultura, de una mujer y una poeta (ella siempre se negó a aceptar que la llamaran poetisa) que es un referente ineludible de la poesía española de la segunda mitad del siglo XX, además de ser, también, una mujer comprometida con la igualdad y los derechos de género, siendo siempre una pacifista defensora de los más desfavorecidos, de los perdedores y de los oprimidos.
Gracias quizás a sus apariciones televisivas, pocos poetas han sido tan queridos, populares y seguidos como Gloria Fuertes, famosa sobre todo por sus textos infantiles, y precisamente por eso, por ser igualmente un referente de la literatura infantil española del siglo pasado, recibió el Diploma de Honor del Premio Internacional de Literatura Infantil Hans Christian Andersen. Pero más allá del encasillamiento de su escritura dentro de la literatura infantil, Gloria Fuertes fue una grandísima poeta, poseedora de una voz propia y original, capaz de dar cuenta de las urgencias de la vida con unos poemas ausentes de retórica, con un estilo que a pesar de ser coloquial, nada tiene de informal o distendido, sino todo lo contrario, pues sus poemas son la muestra de una difícil sencillez que, con una fuerza interior inolvidable, son el fruto una especie de lección íntima de la realidad y de la historia. Como dice en uno de los poemas,

 “No quiero ser maestra de nada, / me conformaría / con ser una lección / de algo”.

 Una poeta que, marcada por la Guerra Civil, la dictadura franquista y su condición, nunca ocultada, de lesbiana, se situó entre la vanguardia y el compromiso social, entre el desgarro del dolor y la tragedia de la existencia, y la alegría rebelde de vivir, pues como una «isla ignorada» sabía mirar y ver que

  “todos los días son blancos, / todas las noches son negras, / y las tardes son azules / y las mañanas son menta”.

Una mujer y una poeta inclasificables, y de quien Camilo José Cela dijo que “aúlla, como una loba herida de muerte”, porque “sus versos son desconsolados y atroces, saludables y humanos, mortales de necesidad y amargamente sobrios y juguetones como el diablillo de la guardia, al que esta mujer quiere peinar los cuernos”. Como ha dicho Vicente Molina Foix, “hay mucha maravilla en su obra adulta”, y a falta de una edición completa de su obra (que además de su poesía incluya, entre otros escritos, su teatro y sus “glorierías”, esa especie de greguerías propias e inolvidables frases, algunas editadas por la editorial Torremozas), hay que recurrir a las sucesivas y constantes nuevas ediciones de sus antologías y libros, entre otros y muchos, Mujer de verso en pecho, editada por Cátedra y con prólogo de Francisco Nieva; Historia de Gloria: (amor, humor y desamor) en la misma editorial y en edición de Pablo González Rodas; o acudir a sus Obras incompletas, también en Cátedra y en edición de la propia autora. Su innovadora y casi irreverente escritura, es capaz de fundir elementos orales y elementos escritos, cultos y coloquiales, creando una sucesión de textos a base de fuentes verbales en vez de referenciales, con lo que contribuyó a redefinir de algún modo el género poético, tanto para su generación como para las siguientes y posteriores, y siempre desde la condición inimitable de su misma poesía.

          Gracias a la celebración de su centenario, con seguridad se editaran y reeditaran muchos y diversos trabajos y nuevos libros, y de momento la lista se inicia con las siguientes publicaciones:
 El libro de Gloria Fuertes. Antología de poemas y de vida, editado por Blackie Books en edición de Jorge de Cascante, con 448 páginas a todo color y cuyo reclamo editorial dice que es el libro sobre la verdadera Gloria Fuertes, y que se compone de 300 poemas, varios de ellos inéditos, 80 fotos nunca vistas, 12 dibujos de la poeta, una biografía que se dice la más completa hasta la fecha, con anécdotas, encuentros y desencuentros, recortes de prensa, páginas de sus cuadernos de notas, y que nos muestra objetos preciados y preciosos encontrados en su casa de Madrid, y al que añadir un cómic de 16 páginas obra de Carmen Segovia que narra escenas de su época como profesora en Estados Unidos.
La editorial Nórdica saca a luz otra antología, Geografía humana y otros poemas, con ilustraciones de Noemí Villamuza y con prólogo de Luis Antonio de Villena, que reúne y selecciona algunos de sus mejores poemas publicados entre 1950 y 2005, y tal como publicita la editorial, pretende ser una modesta contribución al mejor conocimiento de su labor poética, que es la obra de toda una vida, pues, como ella misma afirmó, “cada acto que hago es poesía”.
Otra aportación al centenario y al conocimiento de la obra poética de Gloria Fuertes, es la amplia antología Me crece la barba. Poemas para mayores y menores, editada por Reservoir Books, y que recoge sus mejores poemas en una antología libre en la que, como afirma la editorial “se reúne una amplia muestra de su producción poética para adultos, tan perenne como injustamente olvidada, y para niños, que le valió en las últimas décadas el clamor popular pero quizá no el crítico. Dispuestos y asociados en una suerte de itinerario vital (que no cronológico) de la autora”, estos poemas “dan viva fe de que no había dos Glorias, sino una sola y para todos los públicos”, y que toda su obra se puede leer con ojos más o menos inocentes, más o menos entre líneas.
 Como antes adelantábamos, la editorial Torremozas ofrece dos nuevas reediciones de Gloria Fuertes: uno es Glorierías (Para que os enteréis), una especie de poemas breves con los que decir mucho con menos, y que la poeta llamó “momentos” o “mini-poemas”, que son los que aquí se publican, en una edición que preparó ella misma pero que no vio la luz hasta después de su muerte en 1998. Su  título es una versión personal de las conocidas Greguerías de Ramón Gómez de la Serna, por eso se incluye en esta edición una carta que Gómez de la Serna envió a Gloria en 1954 desde Buenos Aires, donde le aconseja que “no se deje llevar más que por sí misma” y es lo que hace Gloria Fuertes, ser ella misma en estado puro y acercarnos a su forma de ver las cosas desde la espontaneidad y la contundencia, como decía Gloria Fuertes, “con la rapidez de un dardo, un navajazo, una caricia”. El otro libro es Pecábamos como ángeles. Gloripoemas de amor, que es una selección de su poesía amorosa, también escogida por ella misma de diferentes libros, y que fue publicado por primera vez en 1997.
Gracias a las exposiciones, se puede llegar a la obra. Una es la que ofrece la Fundación Gloria Fuertes, bajo el título de El universo de Gloria Fuertes, en la que se realiza un recorrido estructurado cronológicamente a través de la vida y la obra de la escritora, tanto en su faceta de autora para niños, como en la de poeta para adultos. Esta exposición consta de siete paneles y 40 fotografías procedentes de su archivo personal y donde además se exponen manuscritos, libros, revistas y documentos originales, únicos y curiosos así como primeras publicaciones en revistas infantiles y primeras ediciones de su obra, que permiten ver el proceso de creación de la poeta, todo ello bajo un gran interés literario y didáctico. Otra es la que entre el 14 de marzo y el 14 de mayo se mostrará en el Centro Fernán Gómez-Centro Cultural de la Villa, en colaboración con la Fundación Gloria Fuertes, y titulada Gloria Fuertes 1917-1998, ofreciendo un recorrido artístico y vital con el objetivo de dar a conocer su vida y reivindicar el lugar que le corresponde por derecho en el panorama literario español del siglo XX. Gloria Fuertes fue, por encima de todo, y más allá de las rimas, los ripios y los juegos del lenguaje, una superviviente, una poeta honda y coherente, y luminosa.

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