El cascanueces: el ballet de las Navidades

Cristina Fernández
El ballet El cascanueces de Piotr Ilich Chaikovski (1840-93) es una tradición musical navideña cada vez más arraigada, que programan en estas fechas tan especiales muchos teatros de todo el mundo. 

La vistosidad de su escenografía y vestuario, la magia de su historia, sus imaginativos personajes y la universalidad de la música de Tchaikovsky, lo han convertido en un clásico de las Navidades.  

Elementos tan fantasiosos como La tierra de los dulces, Los soldados de pan de jengibre o Los copos de nieve danzantes, hacen El Cascanueces ideal tanto para los más pequeños como para los adultos, sobre todo en estas fechas en las que sentimos cierta añoranza por la infancia perdida. 

Las obras musicales de Chaikovski siempre han sido muy populares entre el público. El compositor ruso cuidaba mucho que su música tuviera un importante contenido emocional, buscaba transmitir las emociones que sentía al escribirla. Sus magistrales melodías nunca han pasado desapercibidas y por eso está considerado como el gran genio de la melodía, entre los compositores más importantes de toda la historia de la música.  Solía escribir melodías largas y continuas a través de métodos de composición sencillos como la repetición exacta o ligeramente modificada de un mismo tema. Se inspiraba en canciones populares rusas y conseguía melodías de esas que se nos quedan en la memoria y nos deleitan, que muchas veces se convierten en las favoritas para silbar o canturrear. 

Sus impactantes ballets, con su dominio de las danseuse (melodías que se ajustan a los movimientos físicos a la perfección), su viva orquestación, la efectividad de sus temas y la continuidad de ideas, establecieron nuevos estándares para el rol de la música en el ballet clásico. 

La historia de El Cascanueces comienza el día de Nochebuena en el salón de la familia Stahlbaum donde Clara, su hermano Fritz y sus padres están terminando de decorar el árbol de Navidad para celebrar la fiesta con amigos y familia. La pequeña Clara recibe de su padrino, Drosselmeyer, mago y fabricante de juguetes, un cascanueces de madera con forma de soldadito de plomo. Al dormirse, a medianoche, la niña entra en el fantástico universo de sus sueños, en el que el cascanueces cobrará vida y luchará contra el malvado Rey Ratón por la conquista de su mundo mágico. Después Viajarán al Reino de los dulces, gobernado por el Hada de Azúcar y se divertirán en una fiesta con preciosas danzas tradicionales de todo el mundo. Tras las celebraciones, Clara se despierta bajo el árbol navideño junto a su cascanueces de madera, feliz por haber vivido una maravillosa aventura. 

El cascanueces fue encargado a Chaikovski por el director de los teatros imperiales rusos Iván Vsévolozhsky tras el gran éxito de su ballet La bella durmiente. Consta de dos actos y cinco escenas y se estrenó junto con Iolanta, la última ópera de Chaikovski, en el Teatro Mariinsky de San Petersburgo el 18 de diciembre de 1892. El libreto de Marius Petipa e Iván Vsévolozhsky está basado en la adaptación de Alejandro Dumas (hijo) del cuento El cascanueces y el rey de los ratones de E.T.A. Hoffmann (1776-1822)

Desde El Cascanueces y el rey de los ratones de Hoffman hasta El soldadito de plomo de Hans Christian Andersen (1805-75), son muchos los relatos en los que los juguetes cobran vida para hacer vivir fantásticas aventuras a los niños, y superar sus miedos ganando confianza en sí mismos, a través de la materialización de sus deseos en su imaginación. Las cuatro entregas de las películas  Toy Story , que fueron un hito en el cine de animación por ordenador, han sido fieles a esta tradición con gran éxito. 

Antes de su estreno, Chaikovski seleccionó ocho números del ballet para ser interpretados por una orquesta en concierto, la Suite El cascanueces op. 71ª, que al principio fue mucho más popular que el propio ballet. 

El interés por el ballet llegó más tarde cuando Walt Disney utilizó parte de la música en su película Fantasía (1940), y tras ser televisado en EEUU en 1958 un montaje realizado por la gran figura del ballet del siglo XX George Balanchine

Asimismo, películas como El Cascanueces (1993), protagonizada por el actor infantil Macaulay Culkin, y El cascanueces y los cuatro reinos (2018), dirigida por Lasse Hallström y protagonizada por Mackenzie Foy, Keira Knightley, Helen Mirren y Morgan Freeman, han contribuido a mantener vivo al ballet.  

Cascanueces, además es conocido por el uso de la celesta, un instrumento de percusión caracterizado por su sonido dulce que Chaikovski ya había empleado en su balada sinfónica El Voivoda. En El Cascanueces es el instrumento solista en la delicada Danza del Hada de Azúcar del segundo acto, en el que a continuación se van sucediendo las danzas de distintos lugares del mundo. La Danza Española se relaciona con el chocolate, la Danza China con el té, la Danza árabe se vincula con el café y la Danza Rusa, a veces llamada Bastones de caramelo, se basa en la danza folclórica tradicional de Ucrania conocida como Trepak

También destaca el Gran pas de deux  (Paso a dos) del Hada de Azúcar, que por su virtuosismo pone a prueba a la pareja de bailarines y se suele bailar después de El Vals de las flores. 

Recordaros que en la Fonoteca de la Biblioteca Central de la UNED podéis tomar en préstamo muchas de las composiciones musicales de las que os hemos hablado. Pero si lo que os apetece es empaparos de una buena dosis de espíritu navideño, no dejéis de leer el cuento El cascanueces y el rey de los ratones de E.T.A. Hoffmann y de ver alguna de las versiones y números del ballet El Cascanueces que hemos seleccionado y tenéis en los enlaces de esta entrada. 

Para terminar, desearos qué paséis unas estupendas y musicales fiestas y en 2022 nos encontremos de nuevo en las Bibliotecas de la Uned.

Foto de Sergei Gavrilov en Unsplash

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