Ana Parra.
Si añadimos la opinión de Elias Canetti (1905-1994) sobre Alma Mahler en su extensa e interesante autobiografía, podemos echar más leña al fuego. Alma Mahler no dejaba indiferente a nadie y despertaba tanto amor como odio a su alrededor. Canetti, enamorado durante un tiempo de Anna Mahler, se encuentra dentro del segundo grupo. Las autobiografías, obviando los datos anecdóticos, son capaces de mostrarnos las costumbres y peculiaridades de un periodo histórico determinado. Si el autor se fija en los detalles, nos puede dar una descripción precisa del ambiente de aquella época. La autobiografía de un amigo de Alma Mahler, Arthur Schnitzler, Juventud en Viena: una autobiografía, podría pasar por una larga enumeración de sus conquistas. Por el contrario, es un buen ejemplo para mostrar los recovecos morales, así como los usos y prácticas amorosos de aquel periodo. Schnitzler era médico y en sus memorias tiene muy presente una de las enfermedades de transmisión sexual más importante a lo largo de la historia, la sífilis.Lo más interesante de las autobiografías no es la vida que narran, pues esa más o menos ya la conocemos y, como afirmaba Zuckermann “nos cuentan para no contar”. Sin embargo, no sirve de nada una autobiografía descontextualizada y eso el autor lo sabe bien y nos da datos sobre sus amistades, su vida cotidiana, el marco histórico en el que se mueve y que nos permite fijar a ese personaje en la historia. Ese es el verdadero interés de una autobiografía. Más allá de la historia de amor de Alma y Kokoschka, vislumbramos el papel de la mujer burguesa en el siglo XIX y principios del XX; el círculo intelectual de Viena; los horrores de la guerra, de las dos guerras mundiales; el éxodo de miles de judíos… En resumen, la crónica de una Europa convulsa que pasó de la libertad al horror en muy poco tiempo.Las autobiografías no son una forma convencional de acercarnos a una historia que cada vez nos resulta más lejana. Pero, a su modo, nos allanan el camino para comprenderla mejor, pues es historia vista a través de los ojos de quien la vivió como vida y no como la reconstruye, a partir de datos muertos, un historiador.
Bibliografía:
- Canetti, Elias. El juego de ojos. Barcelona: Debolsillo, 2011.
- Kokoschka, Oskar. Mi Vida. Andanzas. Barcelona: Tusquets, 1988.
- Mahler, Alma. Mi Vida. Barcelona: Tusquets, 1997.
- Roth, Philip. Los hechos: Autobiografía de un novelista. Barcelona: Debolsillo. 2000.
- Schnitzler, Arthur. Juventud en Viena: una autobiografía. Barcelona: Acantilado, 2004. Imagen de Broncia Koller-Pinell