Una reflexión sobre el greenwashing

Todos hemos oído hablar de las fake news, esas noticias falsas muy difundidas por bots muchas veces y otras tantas por personas con mucha influencia o incluso algunos medios de comunicación a través de la redes sociales. Os dejamos esta recopilación de Greenpeace desmontando muchísimos bulos en la esfera medioambiental. Es sumamente interesante.

A mí me gustaría hablar del término greenwashing. Como apunta este artículo de elDiario.es, Greenpeace redefinió este concepto como una situación en la que «compañías multinacionales conservan y expanden sus mercados actuando como amigas del medio ambiente y líderes en el esfuerzo para erradicar la pobreza». Por su parte, el emprendedor, ambientalista y activista Paul Hawken ha definido greenwashing como «la construcción de una ciudad global esmeralda en la que todas las cosas irradian una tonalidad verde que hace sentir bien al consumidor que compra felizmente mientras canturrea las tonadillas favoritas de sus empresas».

Es curioso cómo chocan a veces el mensaje que una empresa o una institución desea enviar y la realidad a nivel científico o sostenible. Pongamos dos ejemplos para entender esta poca profundización en la complejidad que supone la actividad de dicha empresa o institución.

  • Una empresa de coches realiza un anuncio lleno de paisajes frondosos, bosques repletos de biodiversidad y un cielo limpio, libre de polución. Además, se puede ver un grupo de personas, probablemente amigas, que disfrutan viajando por una sinuosa carretera hacia un destino igual de maravilloso que el que están recorriendo en ese momento. En el anuncio, se dice explícitamente: “Coches híbridos. El futuro”.
  • Una institución pública realiza una campaña para proteger la biodiversidad marina de los microplásticos, su ingesta y sus consecuencias a todos los niveles. Esta campaña aparece en los principales canales de televisión, así como en las marquesinas de los autobuses y en los trenes. Es una campaña muy potente que busca concienciar sobre esta situación mediante concursos de carteles a favor del cuidado de la biodiversidad marina en los centros educativos.

Ninguna de estas dos propuestas parece en principio negativas o poco proambientales. En primer lugar, un coche híbrido o eléctrico es una gran propuesta de futuro, ya que está comprobado que la polución actual es demasiada y tiene muchas consecuencias en la salud y la habitabilidad de las ciudades, así como en el futuro del planeta si hablamos de Gases de Efecto Invernadero. En cuanto al segundo caso, una campaña de concienciación centrada en los centros escolares siempre es una actuación interesante, ya que el alumnado actual es la ciudadanía del futuro.

Sin embargo, ambas propuestas podrían ser acusadas de ese lavado de cara llamado “greenwashing”. ¿Por qué? La ciudadanía que acceda a dicha publicidad en ambos casos generará una visión muy “eco” o muy sostenible de la empresa y la institución. Si profundizamos en términos de sostenibilidad, deberíamos plantearnos muchas más preguntas:

  • ¿Esos coches híbridos se fabrican en el país donde se venden o se fabrican fuera y se envían en avión? ¿Los componentes se importan de otros países en avión?
  • ¿Qué cambio supondría el paso a un coche híbrido si seguimos manteniendo o aumentando los millones de usuarios de coche privado incluso para un viaje individual?
  • ¿Se han planteado algún cambio de modelo en cuanto a movilidad?
  • ¿Es asequible dicho coche híbrido o la empresa sigue ofertando con precios más baratos coches no tan sostenibles?
  • ¿En qué queda una campaña de concienciación concreta y única en las escuelas si no va acompañada de una sostenibilidad curricular que plantee un acercamiento a la sostenibilidad en todas sus ramas desde el curriculum escolar?
  • ¿Esa campaña produce algún cambio real a mejor en la situación de la biodiversidad marina?
  • ¿Dicha institución pública destina fondos o realiza alguna acción para mejorar la situación a nivel sostenible?
  • ¿Se generan acciones ciudadanas en colaboración con dicha institución para mejorar dicha situación?

Esto son solo algunos apuntes. Hay mil ejemplos. Aquí tenéis otro presentado en el CONAMA2018. Lo que falla en un análisis cuando se afirma enseguida que una propuesta es sostenible es la profundidad y la reflexión. Hacen falta modelos más sistémicos. Hace falta buscar visiones menos reduccionistas y más integrales. Se necesitan estos cambios de modelo para reflexionar. Esto prepararía a las nuevas generaciones para actuar sobre una realidad que dista mucho de ser simple o fragmentada.

Y ya que estamos hablando de modelos, ¿por qué no hablar de modelos centrados en la vida o biocéntricos? ¿Por qué no hablar de interdependencia? ¿Por qué no hablar de ecodependencia? Los derechos y las necesidades del planeta deberían coincidir con los de las personas y esto implicaría ampliar el campo de la ética más allá de lo esencialmente humano. La clave está en continuar, en cuestionarse, en preguntar. Si preguntamos, profundizamos. Si profundizamos, entendemos.

Foto de Alejandro Barba en Unsplash

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