Uso ético y legal de la información

 Cuando abordamos un trabajo académico, la primera fase consiste en la búsqueda y selección de la información pertinente para el tema que vamos a estudiar. Durante este proceso debemos guiarnos por el criterio de pertinencia, evaluando si la información que examinamos tiene alguna relevancia para nuestro trabajo, si, realmente, de forma directa, nos va a resultar útil para nuestra investigación. Teniendo en cuenta el volumen ingente de información al que tenemos acceso, este es un punto crucial. Leer publicaciones que sólo tocan de forma tangencial o poco significativa nuestro tema solo nos hace perder el tiempo que no tenemos, Además de introducir ruido aportándonos documentos que nos distraen y que, al final, desechamos.

Durante la redacción del trabajo, es importantísimo recoger y citar adecuadamente las fuentes utilizadas, atribuyendo cada idea ajena a su autor en función de las normas establecidas (APA, MLA, Chicago, etc.) para no incurrir en plagio sin darse cuenta. Muchos trabajos académicos son rechazados por no cumplir con este punto. Hay que poner especial énfasis en no atribuirse como propio un trabajo realizado en equipo, en atribuir falsamente a alguien algo que no ha escrito o en citar mal las fuentes utilizadas. La atribución errónea debemos evitarla por todos los medios, puesto que supone adjudicarle a un autor algo que, no sólo no ha dicho, sino que puede desvirtuar lo que realmente es su idea original. Puede suceder que, después de leer un texto, no lo hayamos entendido bien o saquemos conclusiones erróneas de lo que refleja el autor y le atribuyamos este malentendido. En este caso es mejor no parafrasear y citar textualmente, entrecomillado, la frase exacta del autor.

Otro caso típico se produce cuando, por dejadez o descuido, no hemos tomado bien las referencias y la confundimos con otras o hemos perdido la referencia y como queremos utilizar la cita, nos la inventamos.

También es muy frecuente que, por error u omisión, aun citando la fuente no lo hagamos de forma apropiada, haciendo inviable la localización de las obras citadas y el seguimiento de nuestro itinerario investigador.

Otro aspecto relacionado con el uso legal de la información es el de las descargas fraudulentas de documentos electrónicos. Una parte importante de la colección de la Biblioteca de la UNED está formada por recursos electrónicos que cubren las diferentes disciplinas impartidas en la universidad y que está accesible en línea para todos los miembros de la comunidad universitaria. Hablamos de bases de datos, revistas y libros electrónicos, principalmente.

Estos recursos se suscriben pagando las licencias correspondientes a sus editores. La Biblioteca se compromete, contractualmente, a hacer un uso legal de los recursos en las condiciones pactadas. Entre los usos prohibidos están, como es lógico, las descargas masivas de datos. Estas descargas son detectadas inmediatamente por el proveedor, quien bloquea el acceso al usuario en cuestión, y puede acarrear también la pérdida temporal de acceso a dichos recursos al conjunto de la Universidad. Es por ello que recientemente se ha incluido en el Reglamento de Régimen disciplinario de los estudiantes de la Universidad Nacional de Educación a Distancia, en el artículo 3 apartado d, este hecho como una falta grave.

Hay que tener en cuenta que la UNED compra los accesos a estos recursos para el uso de su propia comunidad universitaria, por ello no se pueden facilitar a personas no autorizadas, ni vulnerar, de ninguna de las maneras, las normas institucionales en este sentido. Un error individual puede conllevar un serio perjuicio para toda la comunidad, por lo que os encomiamos a realizar un uso ético de la información.

Imagen de portada: Christin Hume

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