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“El aprendizaje-servicio es una propuesta docente y de investigación que integra el servicio a la comunidad y el aprendizaje académico en un solo proyecto que permite al estudiante formarse trabajando sobre la base de necesidades reales del entorno con el objetivo de mejorarlo”

(ACUP, 2019)

Cada vez hay más iniciativas en las Universidades que tratan de conectar los aprendizajes que se producen dentro y fuera de los espacios académicos, ya sean presenciales o virtuales. Proyectos que abren las puertas de la universidad a las necesidades y problemáticas de los territorios.

Esta visión de Universidad abierta y comprometida se concreta en acciones y proyectos en los que colaboran profesorado, estudiantes, tutores/as con personas provenientes de las organizaciones de la sociedad civil y las administraciones públicas.

El aprendizaje-servicio constituye así un enfoque pedagógico innovador que facilita a las universidades el desarrollo de su responsabilidad social creando vínculos pedagógicos y solidarios entre docentes, estudiantes y organizaciones y administraciones públicas.

Operativamente, podemos entender el aprendizaje-servicio como una metodología docente que integra en un solo proyecto la adquisición de competencias con la prestación de un servicio solidario al afrontar un problema o necesidad social. Por tanto, se trata de un aprendizaje experiencial y práctico, donde un problema social o una necesidad de un colectivo determinado se convierte pedagógicamente en el desafío que desencadena diversos tipos de aprendizajes.