Preocúpate más por mí y menos por mi voto. Participación ciudadana a través de la plataforma “Decide Madrid”

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15/07/2019 – Fátima Anllo (Observatorio de Creación y Cultura Independientes)

Desde que en los años 60 se extendiera la idea de la necesidad de incorporar a la ciudadanía en el gobierno de los asuntos que le competen más allá de la mera elección de sus representantes, se han diseñado numerosas experiencias para llevarla a la práctica. La mayoría de ellas en el marco de las ciudades. Sin embargo, está tan extendida y aceptada la conveniencia de introducir prácticas de participación ciudadana que se presta menor atención a las razones que las justifican y dan sentido, a la forma de llevarlas a cabo y, en definitiva, en los efectos y consecuencias que tienen sobre la calidad de la democracia.

Los beneficios de la participación ciudadana

Aunque muchos son los efectos positivos que se esgrimen para impulsar prácticas participativas, todos ellos pueden resumirse – aún a sabiendas de que la simplificación no recoge todos los matices de la realidad práctica – en dos grandes grupos. En cada uno de ellos cambian, en cierto sentido, los beneficiarios principales de la acción de participar.

Por un lado, la participación añade un plus de legitimidad a las decisiones tomadas por el poder. Cualquier política llevada a cabo por un gobierno, aumentará su legitimidad si, además de estar avalada por los votos de los ciudadanos en las elecciones, viene acompañada por los votos extra de la población que interviene en los procesos participativos. Así, a mayor número de participantes, mayor legitimidad y apoyo a sus decisiones. En este sentido, la participación tiene como uno de los beneficiarios principales a los que la promueven, ya que refuerzan y anclan su poder.

El otro grupo de argumentos para avalar la participación son aquellos que destacan su impacto sobre la competencia y la virtud cívica de la ciudadanía. La participación promueve poblaciones mejor informadas, aumenta la sensación de control y poder sobre el curso de sus vidas y produce mayor sentido de pertenencia e integración en la comunidad. Todos estos efectos tienen como beneficiarios directos a los participantes que enriquece sus competencias y aumentan su capacidad para incidir sobre el poder.

La importancia de la forma con la que se toman las decisiones

Que los efectos resultantes se orienten en mayor medida en una u otra dirección, o en ambas de forma equilibrada, guardará relación directa con los mecanismos de participación que se adopten en cada caso, pero, por encima de todo, con la forma mediante la cual se tomen las decisiones y se alcancen los acuerdos. Esta podrá orientarse básicamente en dos sentidos: hacia una toma de decisión agregativa o la deliberativa. En la primera, la decisión final se alcanzará mediante la suma de las preferencias o intereses individuales de cada uno de los partícipes, de las cuales prevalecerá la opción mayoritaria. Sin embargo, la toma de decisión mediante la deliberación se sustenta sobre el debate racional y argumentado entre las alternativas en juego. La participación deliberativa, partiendo de las posiciones individuales de los participantes, pretende construir y alcanzar una voluntad común basada en el razonamiento y la reflexión.

Por regla general, los procesos participativos que persiguen aumentar la legitimidad de las decisiones y del poder, recurren a formas de toma de decisión en las que prima la votación y en las que es fundamental el número de participantes. Por el contrario, la participación que otorga mayor importancia a promover una ciudadanía competente exige fórmulas deliberativas más intensas en las que las decisiones se tomen en un debate público basado en la reflexión y en la exposición racional de los problemas y en el que intervengan todos aquellos que defienden las alternativas posibles.

Es a la luz de estas reflexiones desde la que me propongo comentar la política de participación del Ayuntamiento de Madrid canalizada a través de la web Decide Madrid.

Captura de pantalla de la plataforma Decide Madrid

Decide Madrid, la plataforma de participación ciudadana del Ayuntamiento de Madrid

La llegada en junio de 2015 al Ayuntamiento de Madrid de la confluencia o candidatura ciudadana de unidad popular Ahora Podemos, firme defensora de fórmulas de democracia directa, supuso la puesta en marcha a los pocos meses del programa Decide Madrid. Se trata de un portal online cuya meta es, en palabras de sus promotores, ser “la plataforma de participación ciudadana del Ayuntamiento de Madrid”. En ella pueden participar mediante debates y propuestas todas las personas mayores de 16 años empadronadas en la ciudad. Las propuestas que obtienen el apoyo mínimo del 1% de la población (27.662 apoyos) se someten a una votación ciudadana vinculante. Si son aprobadas, el Ayuntamiento las asume y las lleva a cabo. Decide Madrid canaliza también las votaciones ciudadanas del Ayuntamiento sobre asuntos municipales de especial interés y es, a su vez, la herramienta fundamental para la presentación y selección de proyectos para los presupuestos participativos. Por último, ofrece a la ciudadanía la oportunidad de intervenir en los procesos de elaboración y modificación de normativas que el Ayuntamiento tiene pensado llevar a cabo.

Desde 2015, los ciudadanos han realizado casi 20.000 propuestas, pero tan solo dos han superado el umbral del 1% y pasado a votación ciudadana vinculante: la iniciativa “Madrid 100% sostenible” y el “Billete único para el transporte público”.  Par dar una idea del nivel de participación en las propuestas, una de las que han recibido mayo atención recientemente es “No quitar Madrid Central”, lanzada dos días después de las elecciones del 25M. A pesar del enorme debate público que ha generado el asunto en las redes sociales y la atención que le están prestando los medios nacionales e internacionales, la iniciativa ha recibido únicamente 2.358 apoyos en 6 semanas, y ha merecido tan solo 57 comentarios por parte de 32 personas. Si ponemos estos datos en correlación con el número de asistentes a la manifestación en contra de la reapertura del centro – 60.000 para los organizadores y 10.000 para la Policía Nacional – que tuvo lugar bajo casi 40 grados de temperatura, o los comparamos con las 240.000 personas (a 14 de julio) que han apoyado una propuesta similar en Change.org los resultados no resultan muy halagüeños.

Hasta la fecha, se han completado tres ciclos de presupuestos participativos – 2016, 2017 y 2019 – que han distribuido 220 millones de euros entre los proyectos más votados presentados por la ciudadanía. Los datos extraídos de la plataforma ponen en evidencia la baja participación. En la edición de 2018 participaron en total 91.000 vecinos, poco más del 3% de la población con acceso al voto, para elegir los proyectos que se financiarían con los 100 millones de euros disponibles. Si analizamos los apoyos recibidos por cada uno de los proyectos ganadores, vemos que los que afectan a toda la ciudad han recibido 3.600 votos de promedio y que los de los barrios, en raras ocasiones han superado los 1.000 votos. Las más de las veces las cifras se situaron alrededor o por debajo de los 500 votos.

Captura de pantalla de la plataforma Decide Madrid

El Ayuntamiento, por su parte, ha promovido votaciones ciudadanas vinculantes sobre los planes de reforma de la Plaza de España, la movilidad en la Gran Vía y la remodelación de otras once plazas de la ciudad. Aunque han recibido mayor atención y número de votos, la remodelación de la Plaza de España no superó los 32.000 votos.

Si centramos la atención en las formas de deliberación y toma de decisión que ofrece Decide Madrid, vemos que el debate puede canalizarse a través comentarios o interviniendo en la “comunidad de usuarios” de cada propuesta. Los comentarios a las propuestas ciudadanas se asemejan al intercambio de opiniones que observamos en las redes sociales y raramente superan los cincuenta. Lo más frecuente es que la comunidad de usuarios esté constituida únicamente por la persona autora de la iniciativa y no haya participado nadie. En las votaciones ciudadanas vinculantes,  la documentación de la que ha dispuesto la ciudadanía para informar sus posiciones y articular las ideas en torno a las cuales organizar los debates antes de emitir su voto, ha consistido en informes elaborados por el Ayuntamiento, en memorias de ejecución de los planes de remodelación urbanística y, en algunos casos, vídeos promocionales de apoyo. Por lo general se trata de documentos técnicos muy extensos y farragosos, de difícil comprensión para legos en la materia, que resultan poco significativos para el ciudadano medio. En ningún caso se dota de espacio propio ni incorpora información o documentos que reflejen los argumentos de otros agentes o partes interesadas con posiciones divergentes respecto a los problemas a debate. Asimismo, cabe destacar la existencia de sesgos que pueden influir claramente en el resultado del voto, como que el orden en el que aparecen los proyectos sea siempre el mismo o los nombres vengan precedidos por las letras X e Y.

Partiendo del reconocimiento de que las políticas de participación puestas en marcha por Ahora Madrid en el Ayuntamiento han supuesto un enorme salto cualitativo, el análisis de la plataforma Decide Madrid en sus casi cuatro años de experiencia, brinda resultados por debajo de lo esperado. La eficacia de la participación resulta pobre. Por una parte, el bajo número de votos no consigue dotar de especial legitimidad ni a las decisiones tomadas ni a los que las impulsan.  Por lo que respecta a la forma en la que se toman las decisiones, el debate y la calidad de deliberación que ofrece la herramienta son de baja intensidad. Como señalaba recientemente Beth Noveck[i], directora del Governance Lab (Govlab) de los Estados Unidos, Decide Madrid no permite el establecimiento de un «una conversación entre Ayuntamiento y ciudadanos sobre nuevas propuestas posibles». Tampoco, a mi juicio, facilita una conversación polifónica, intensa, basada en la argumentación y la reflexión racional, capaz de incorporar al debate las voces de aquellos que representan posiciones alternativas. La forma en la que se accede a información, documentación y datos es poco útil para construir posiciones bien informadas. Así pues, el resultado son debates débiles, poco más que intercambio de opiniones, que a duras penas capaz de aumentar las competencias de los participantes ni la virtud cívica de la comunidad.


[i] Pérez Colomé, J. (2018): “El ejemplo de Madrid y por qué la participación ciudadana aún no funciona”, El País, Edición España, sección Tecnología, 10-12-2018.

Imagen de portada de Nemo Jo libre de derechos

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