Revista Literaria de Estudiantes de la Facultad de Filología – UNED

Perdido en una selva oscura

Alonso Clarafuente no aguanta más. Necesita huir de España, de Cataluña y en el fondo también de sus propios fantasmas. Se encuentra atrapado en una maraña de sinsabores y angustia. No puede soportar por más tiempo ver cómo la sociedad catalana se está fracturando día a día hasta alcanzar límites insospechados. Nunca antes se había visto envuelto en una situación semejante. Se siente trastornado y perdido en sí mismo.

En ese momento, sus amigos y compañeros de pandilla se pueden contar con los dedos de la mano.  Se mueve en un círculo social muy reducido. Está harto de tener que morderse la lengua, de ser prudente y tener mucho cuidado para no herir las distintas susceptibilidades de unos y otros. Aunque está por el consenso, no soporta tampoco tener que andarse continuamente con tapujos por miedo a generar tensiones y no poder abordar siquiera en el seno de su familia el tema tabú de la situación política y social de Cataluña. No vaya a ser que alguien se moleste.

Para quitarse semejante carga de encima se había planteado, aunque no demasiado convencido, enrolarse en una ONG y de paso aparcar también por un tiempo la cansina rutina cotidiana de tener que pasarse el día ordenando y clasificando documentos, manuscritos y pergaminos en el Archivo Histórico de Badalona, esperando así poder desarrollar en cambio un trabajo de más calado humano a favor de los marginados, sobre todo de los refugiados del Mar Mediterráneo.

Pero de pronto una de esas carambolas de la vida parece haberle abierto una nueva puerta en el túnel de su oscuro horizonte. Acaban de comunicarle, cuando menos lo esperaba, que le han concedido una beca de estudios en tierras transalpinas, prácticamente  la daba ya por perdida. Tan agradable sorpresa no ha podido llegar en mejor momento. Ahora finalmente tendrá la oportunidad de quitarse de en medio por una temporada y abandonar su selva oscura y poder concluir de una vez su tesis sobre la poliédrica personalidad de Dante Alighieri.

¡Quién lo diría que aquel niño vivaracho que, arrastrando con gran esfuerzo una pesada maleta de cartón, cargada de sueños, había llegado años atrás junto a su familia a la estación de Sants desde su Andalucía natal en el tren de la esperanza, popularmente conocido por el catalán, paradójicamente hoy a sus 37 años pondría tierra de por medio y terminaría marchándose de Cataluña con el alma rota a pedazos!

Se va cargado de resquemor y desencantado hacia un exilio incierto en búsqueda de un nuevo hogar, donde no haya sitio para el fanatismo y la hostilidad social, sino para el sentido común y la sensatez, en una palabra, ni más ni menos que la esencia de ese “seny” catalán, hoy tan olvidado y poco valorado.

Ha perdido toda esperanza de poder mediar en el conflicto. Hasta ahora todos sus intentos han sido vanos.

Se ve desbordado. Ese fenómeno del independentismo le ha roto el corazón en dos mitades, su amor por España y por Cataluña. No está dispuesto a prescindir de ninguna de sus dos madres: la biológica y la adoptiva donde ha crecido y se ha formado asimilando e integrando la cultura catalana con la española.

Ni siquiera en su condición de historiador frustrado acierta a comprender la truculenta y anacrónica proclamación de una supuesta República Catalana en pleno siglo XXI, en una era marcada en cambio por la globalización y la progresiva superación de las fronteras y las barreras administrativas entre los países de la Vieja Europa.

¿Pero estará Alonso a la altura de las circunstancias en su nueva aventura toscana siguiendo las huellas de Dante Alighieri? ¿Tendrá el coraje y la fuerza suficientes para superar el desaliento que desgasta día a día su fortaleza de ánimo, y la sensibilidad necesaria para adaptarse a una nueva cultura como la italiana toscana, impregnada del culto por el Arte y la Belleza, siempre presentes incluso en los detalles cotidianos más intrascendentes? ¿Sabrá captar y plasmar el mensaje de su maestro: poeta, filósofo, político e incluso valeroso soldado, que aún cinco siglos después de muerto, en el siglo XIX, hizo posible que su línea de pensamiento sirviera para aglutinar y unir a las distintas regiones desde Piamonte hasta Sicilia, pasando por la isla de Cerdeña en una sola nación italiana?

Ahora divisa un nuevo horizonte. Un nuevo capítulo de su historia está a punto de comenzar.

Por fin sale de España camino de un exilio incierto, aunque hasta cierto punto voluntario. Y en cualquier caso, sin punto de comparación con aquel otro lacerante exilio padecido por su maestro Dante Alighieri, cuando en 1302 se ve obligado a afrontar el cruel desarraigo del destierro, teniendo que abandonar a su esposa e hijos y dejar atrás para siempre su querida ciudad natal de Florencia por el infundio de una injusta acusación de supuestos cargos de “baratería”, o como diríamos hoy en román paladino, por corrupción. Tiempos aquellos tan lejanos en la historia y en cambio tan cercanos, en ciertos aspectos, a los de nuestro siglo XXI.

El “viaje de su vida”, la aventura transalpina de Alonso comienza poniendo pie en el pueblecito toscano de Poppi (el de la batalla de Campaldino, en 1289), en la comarca del Casentino, provincia de Arezzo. Nuestro viajero abriga la esperanza de que junto a los frondosos y silentes bosques del Parque Nacional de Camaldoli, pueda desintoxicarse finalmente y respirar aires nuevos en una tierra mística que le ayude a encontrarse consigo mismo y salir de una vez por todas de esa selva oscura en la cual se halla atrapado, y de esa forma no terminar arruinando y encanallando su propia vida.

 

Para empezar, cada mañana a Alonso se le levanta el ánimo con sólo contemplar que la comarca del Casentino cuenta todavía con una naturaleza casi impoluta de una belleza extraordinaria. Hasta el punto que  tiene el privilegio de disfrutar de esa armonía que combina el remanso y el delicado murmullo del agua de sus arroyos  y cascadas cantarinas de suave pendiente, que confluyen en el caudaloso río Arno, con el trino de los pájaros, Sin  olvidar el aroma y el olor a madera y resina de  sus extensos y poblados bosques; sus habituales y románticas brumas otoñales;  sus esbeltos castillos como el de Poppi etc., encantos de los que Dante Alighieri  ya diera buena cuenta de ellos en su Divina Comedia: “ Los pequeños riachuelos que   desde las verdes colinas del Casentino descienden para desembocar en el río Arno y hacen que sus canales fríos y blandos siempre estén delante de mí... Las brumas que surgen del fondo del valle donde fluye el río que nace en el (monte) Falterona". (1)

Finalmente, por primera vez desde hace mucho tiempo Clarafuente presiente dentro de sí que ese viaje por la tierra prometida de la mítica Toscana tal vez pueda ayudarle algún día a cumplir también a él alguno de sus sueños. ¡Ojalá encuentre el camino para salir por fin de esa selva oscura en la que sigue atrapado, y culminar algún día no demasiado lejano la cima de la colina bañada por los rayos resplandecientes del sol!, como aspiraba ardientemente su maestro Dante Alighieri.

¿Tendrá la valentía suficiente para dar, lejos de la tierra que le vio nacer, ese giro de tuerca que necesita imprimir definitivamente a su vida?

¿Contará además con la pericia profesional necesaria para enfrentarse al reto de aclarar y desenmascarar por qué motivo se condena en realidad a Dante Alighieri al exilio, y más tarde incluso a la pena capital, con la crueldad extrema añadida de morir quemado vivo en la hoguera? ¿Había acaso fundamentos de derecho para semejante condena o se trató en cambio simple y llanamente de una venganza por envidia en toda regla?

Está claro que le queda todavía por delante un largo camino por recorrer, plagado de obstáculos y dificultades. Pero ahora respira un aire nuevo.

En tanto estaremos a la expectativa para poder dar fe en todo momento de los avatares de Alonso en su nuevo y desafiante periplo toscano.

(Tomado de “A Toscana por amor (Entre Dante y Cervantes)”, © Cruz Valle Cantizan, 2018).


(1)  Li ruscelletti che da’ verdi colli del casentin discendon giuso in arno e fanno i lor canali freddi e molli sempre mi stanno innanzi, (Canto XXX dell Infierno (versos 64-67) …Le brume che salgono dal fondo valle dove scorre il fiumicel che nasce in Falterona” (Canto XIV, Purgatorio, verso 16,) Dante Alighieri, Divina Comedia.

Autor:

Cruz Valle Cantizan

Subido por:

Marisa Lozano Fuego