Vox y el odio en el espacio digital ¿femonacionalismo o etnosexismo?

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03/03/2021 – Almudena Cabezas González (UCM)

Los delitos de odio y la violencia contra las mujeres, la población LGTBIQ y migrante se han disparado en los últimos años (Naciones Unidas), coincidiendo con el auge electoral y el fortalecimiento social de las formaciones políticas de la nueva derecha radical o populismos de derecha –también conocidas como neo-fascismo o neo-populismo–. Estas formaciones políticas se caracterizan por discursos ultranacionalistas, nativistas, autoritarios y regeneracionistas que están teniendo un fuerte impacto en otras formaciones políticas al conseguir que la política se mueva en los marcos conceptuales que ellos desarrollan.

El denominado nuevo giro a la derecha o giro iliberal se extiende por Europa con alto rédito electoral desde la década pasada, llegando a conformar un frente común en el Parlamento Europeo, el denominado Grupo Parlamentario Identidad y Democracia (2019). La irrupción electoral de VOX, primero en las instituciones autonómicas (2018) y posteriormente en el parlamento estatal (2019), y la creciente pujanza social de su entorno ha puesto fin a la excepcionalidad española respecto a este fenómeno.

El aumento de los delitos de odio en España y, en especial, de los mismos en el espacio digital, coincide con la irrupción institucional de Vox, que ha sabido conquistar el espacio público digital en el que han centrado su estrategia política con un posicionamiento en redes y foros sociales a través del microtargeting, la creación y difusión de bulos, y la desinformación para influir en la opinión pública. De esta forma, sus integrantes conducen y reconducen el debate público, especialmente a partir de su posición en las redes sociales, y definen a sus “enemigos” a través de la formación de figuras de odio y narrativas defensivas –anti-mujeres, anti-LGTBI, antiinmigrantes, anti-islam, anti-progresismo, anti-comunismo, anti-separatismo, anti-globalismo. Estas figuras se han convertido en vehículos de incitación, autorización, legitimación y aceptación de la violencia, pues como señala la especialista en populismos Esperanza Casullo al referirse a los populismos de derecha– el discurso de odio siempre viene con asteriscos, es decir, es indirecto, así los líderes pueden afirmar “yo no dije esto”, pero sus seguidores escuchan y se movilizan por el mensaje más obvio.

Junto al racismo y la xenofobia, el lugar privilegiado del feminismo como enemigo declarado de Vox y su entorno extraparlamentario permite pensar en la relevancia de los usos del etnosexismo y/o del femonacionalismo en nuestra sociedad. La alemana Dietze ha definido el etnosexismo como la combinación sexismo racializado y el racismo sexualizado que genera una jerarquía sexual de razas o culturas. Se trata de una práctica política en la que se afirma la primacía de las leyes occidentales y la supremacía blanca, en la que la condición de las mujeres blancas heterosexuales y los hombres homosexuales se utiliza para demostrar que la nación es vanguardia moral y social de Occidente, y con ello negar los derechos de las otras y los otros.

En el país de la vanguardia feminista en las huelgas del #8M y con un gobierno nacional autonombrado feminista, el etnosexismo es utilizado por Vox y su entorno para diseminar discursos de odio y mensajes agresivos. Esta práctica se encuentra al analizar la reacción antifeminista en Twitter a las denuncias sobre abusos y violaciones colectivas del fenómeno #Cuéntalo. Almazor, Canteli y Congosto (2020) identifican la alineación entre antifeminismo, racismo y neoliberalismo en mensajes con cuatro temas que se relacionan fuertemente entre sí: el feminismo como ideología autoritaria que oprime a los hombres y a las mujeres que no suscriben sus dogmas (feminazis); las feministas como mujeres sin juicio, nubladas por los prejuicios de la izquierda en relación a la inmigración y el nacionalismo/separatismo; el doble rasero de las feministas que tratan mejor a los violadores extranjeros que a los nacionales; y, por último, el clásico de las mujeres mienten y los hombres son maltratados por el sexo débil –el mito de las denuncias falsas y otros bulos–. Ahora bien, Vox y su entorno se defiende de las acusaciones de antifeminismo alegando ser el único partido que defiende a las mujeres de verdad:

@Santi_ABASCAL: ¿Quién se preocupa de verdad por la seguridad y la libertad de las mujeres en España? Se silencian los ataques en manada porque el 70% de sus integrantes son extranjeros.

@Santi_ABASCAL: Ahora sabemos por qué la manada de Azuqueca fue silenciada, por qué la fiscalía pactó con los salvajes, y por qué el feminismo subvencionado y los medios no convirtieron esa violación en tema de preocupación nacional. No les interesa que se hable de quiénes integran esas manadas.

Las nuevas derechas radicales o populistas, entre las que Vox se encuadra, defienden una visión tradicional-moderna de los roles de género, en el que las mujeres procreamos y somos fuerza laboral que no precisa de apoyos para triunfar –cuotas de género; pero, sí necesitamos de políticas natalistas que no ahonden en la cultura de la muerte, en alusión al derecho al aborto y a la eutanasia, para defenderse de los ataques combinados del feminismo y la inmigración, y así evitar el “suicido de Europa”.

@Juana_VOX: “PP y Vox reservan dos pisos de un lote de viviendas sociales en Majadahonda para que los ocupen “mujeres desamparadas” que no quieren abortar #teamVox @sialavida

Sin embargo, en consonancia con el ultranacionalismo y nativismo de Vox, el maternalismo y la lucha y defensa de la familia no se aplica a las mujeres migrantes o refugiadas, ni a sus hijos e hijas, como muestra la campaña de odio contra los que denominan despectivamente como “menas”–, que legitima las agresiones que tuvieron lugar en el madrileño barrio de San Blas el 14 de octubre de 2020, al grito de “San Blas será la tumba de los menas”, tras las celebraciones del Día de la hispanidad y las manifestaciones de Vox del #12OAlacalle.

El sesgo anti-inmigración y marcadamente anti-Islam del ultranacionalismo de Vox remite a la posible aplicación del concepto de femonacionalismo, acuñado por Farris (2017) para describir la invocación de los derechos de las mujeres cuando se pretende cercenar los derechos de minorías no autóctonas. Como ha explicado la autora, el concepto se refiere al hecho de que otras mujeres, especialmente las mujeres musulmanas deban ser salvadas, rescatadas, por salvadores blancos (hombre o mujeres).

@MonateriorR: “¿Donde están nuestras feministas? ¿Dónde está la defensa de la libertad? Sólo en @vox_es hablamos de esto…El secreto de las niñas catalanas /y musulmanas) forzadas a casarse http://elmundo.es/cronica/2018/06/24/5b2d1f92e5fdea03498b45aa.html… vía @elmundoes

El femonacionalismo se vincula con el lavado violeta y la injerencia en naciones extranjeras, pero también con la mayor tolerancia hacia las mujeres migrantes y las mujeres musulmanas, dado que son útiles para ciertas industrias y para el sector de la reproducción social. Aquí sobresale el complejo caso de las migrantes que trabajan como temporeras en la industria de la fresa en Huelva (que mueve alrededor de 600 millones de euros al año). Estas trabajadoras migrantes han denunciado numerosas infracciones laborales y abusos sexuales desde 2018, y fueron abandonadas en los campos de Huelva sin derechos en los meses de confinamiento de la pandemia durante 2020. En ese entonces, Vox aprovechó la situación para exacerbar la necesidad de negar los derechos a las mujeres migrantes y exigir su recolocación o deportación. Asimismo, las diferencias entre la desigualdad laboral que afrontamos todas las mujeres y la combinación de la Ley de Extranjería y de la Ley de empleo del hogar, que legitima y perpetúa un régimen de trabajo desigual e impide a las mujeres migrantes una vida digna, son cuestiones que plantean la necesidad de repensar las formas de sororidad feminista a la luz de las celebraciones del Día Internacional de las Mujeres Trabajadoras y reexaminar las relaciones entre las duplas género-nación y racismo-nación. No en vano, la contraposición entre la vigencia de la discriminación por apariencia (looking- juventud, blanquitud y delgadez) y el “problema del velo” amerita indagar sobre las formas en que el cuerpo de las mujeres sigue siendo objeto de sujeción y disputa política. Se muestran así terrenos fértiles para el desarrollo de nuevas formas de sororidad feminista y para ahondar en los espejismos sociales sobre la participación y la pertenencia en igualdad de condiciones como parte de un contrato democrático, que el quehacer de las nuevas derechas radicales o populistas están poniendo en riesgo.

Referencias

Gutierrez Almazor, Miren; Pando Canteli, Maria J. y Congosto, Mariluz (2020) New Approach to the propagation of the antifeminist back-slash on Twitter, Revista de Investigaciones Feministas 11 (2), 221-237.

Arcila Calderón, Carlos, de la Vega, Gonzalo y Blanco Herrero, David. (2020). Topic Modeling and Characterization of Hate Speech against Inmigrants on Twitter around the Emergence of a Far-right Party in Spain. Social Sciences (9), 1-19.

Cabezas G., Almudena y Medina G., Paula (2021) Mapeo de actores y repertorios de odio: El género y la migración en el epicentro de las políticas anti-derechos en España y la Unión Europea, AIETI, Madrid.

Dietze, Gabriele (2020) Excepcionalismo sexual. Narrativas de la superioridad en el rechazo a la migración y en el populismo de derechas, Traducción por Gema Facal Lozano. Katakrat Liburuak.

Doná, Alessia (2020) Whats’s gender go to do with populism? European Journal of Women`s Studies, 27:3.

Farris, Sara R. (2017) In the Name of Women´s Rights. The Rise of Femonationalism. Duke University Press.

FRA. (2018). Hate crime recording and data collection practice across the EU: European Union for Fundamental Rights (FRA)

Miró Llinares, Fernando. (2016). Taxonomía de la comunicación violenta y el discurso de odio en Internet. Revista de Internet, Derecho y Política (22), 82-107.

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