¿Una nueva voz indignada? Las novedosas movilizaciones de pensionistas en España

0

20/03/2019 – Gomer Betancor (UNED)[1]

En enero del pasado 2018 un acontecimiento despertaba las conciencias de los pensionistas. Llegaba a los hogares de jubilados una carta de Fátima Báñez, entonces ministra de Empleo y Seguridad Social del Gobierno del Partido Popular, en la que explica a las más de ocho millones de pensionistas que su prestación se iba a revalorizar en dicho año un ridículo 0,25%. En ese momento estalla la rabia y prende la mecha: la carta se convierte en el símbolo para que un grupo de pensionistas de Bilbao convoque una concentración de protesta con el texto “a las 12 del mediodía, en el Ayuntamiento de Bilbao, defenderemos nuestras pensiones. Pásalo. Este escueto texto (…) circuló a modo de convocatoria por las redes sociales, logrando reunir a varios cientos de personas” (Alejos, 2018: 3).

Los pensionistas aprenden la lección de los Indignados y, mediante el uso masivo de la auto-comunicación de masas en redes sociales, lanzaban públicamente en redes un mensaje corto pero impactante, que conseguía llegar a cientos de mayores que se congregan para reclamar unas pensiones dignas. Como señala Alejos (2018: 3), “en fechas sucesivas la participación siguió creciendo, hasta alcanzar una cifra que ronda las 5.000 personas. Mientras esas escenas se desarrollaban en Bilbao, lo mismo ocurría frente a los ayuntamientos de Barakaldo, Santurtzi, Basauri y muchas otras localidades de Bizkaia”. En Madrid, los pensionistas superaron el bloqueo policial y accedieron hasta las escaleras de acceso al congreso de los diputados. En televisiones y periódicos, se repetían las imágenes de pensionistas enfados rompiendo la carta recibida semanas atrás de la ministra, lejos de la subida prevista del IPC. Ese día, el hashtag #pensiones dignas ser convertía en trending topic en Twitter.

El paso siguiente para extender la movilización fue la viralización de las imágenes a través de la amplia cobertura informativa y la integración de grupos de afinidad, plataformas y coordinadoras por unas pensiones públicas dignas a lo largo y ancho del territorio español. Estas concentraciones de Bizkaia van a ser todo un referente, y generan un efecto llamada para el colectivo de pensionistas del conjunto del Estado. Así, bajo unos consensos mínimos de reivindicaciones que facilitan una incorporación masiva a las plataformas y grupos de pensionistas ya creadas anteriormente, tejen alianzas de lucha más allá de divisiones ideológicas fuertes.

Este proceso de identificación individual con las protestas se produce de forma paralela  a la consolidación y extensión organizativa del movimiento a través de diversas organizaciones que se consiguen integrar en la potente Coordinadora Estatal por la Defensa del Sistema Público de Pensiones (COESPE), como espacio común de coordinación estatal del movimiento, y que va a ser clave para establecer unas líneas compartidas del movimiento junto a otras plataformas como la Mesa Estatal por el Blindaje de las Pensiones o la Marea Pensionista. De este modo, las demandas van a ser las mismas en las diferentes comunidades autónomas y cohesionando una tabla reivindicativa consensuada del incipiente Movimiento ante el Ejecutivo Estatal, que se resumen en las siguientes: unas pensiones mínimas de 1.080 euros; un Sistema Público de Pensiones garantizado por el Gobierno del Estado; la derogación de las reformas vigentes; una subida del IPC de todas las pensiones garantizada y permanente; rechazo a la sustitución de pensiones públicas garantizadas por la incógnita de las EPSV (Entidad de Previsión Social Voluntaria).

Los mayores heredan los repertorios quincemayistas, y mediante el uso masivo de redes sociales (Facebook principalmente) y grupos de WhatsApp crean nodos locales de plataformas por las pensiones públicas que replican la lógica de las acciones descritas, y que se concentran periódicamente en ayuntamientos de las ciudades españolas. Como atestigua Paca Tricio, la sociabilidad propia de las personas mayores, junto a su mayor tiempo libre (principalmente de los varones, al despreocuparse más de las tareas domésticas reproductivas), ayuda a citar  “a otros jubilados para reunirse en las principales plazas del país y que, al llegar a esos lugares, se han encontrado muchedumbre de pensionistas que se habían avisado entre sí a través del (…) teléfono o a partir de comentarios en las puertas de los centros de mayores de sus localidades” (Tricio, 2019: 73).

Se iba gestando así un incipiente Movimiento de Pensionistas que se reúne semanalmente y que se concentra frente a las instituciones públicas con un eslogan que replican, independientemente del territorio y quien esté en las instituciones: “¡gobierne quien gobierne, las pensiones se defienden!” Durante todo el año se producen concentraciones que son semanales al principio y más adelante quincenales frente a las puertas de los ayuntamientos grandes y del Congreso de los Diputados en Madrid. Con el referente del movimiento fuerte de Bilbao, se consolidan grupos, plataformas y coordinadoras fuertes por unas pensiones públicas en diferentes puntos de la geografía española. El movimiento toma así el patrón surgido mayoritariamente a partir del 15M de consensuar grandes movilizaciones en todas las capitales de provincia con unas demandas comunes, cuestión que logra generar más presión en las instituciones.

La moción de censura que logra sacar al gobierno del Partido Popular del poder en junio de 2018 no cambia un ápice las demandas ni las líneas de movilización de estas plataformas, que consiguen mantener el músculo en la calle y sacar a miles de pensionistas a las calles para protestar por unas pensiones dignas. Tampoco cambian las protestas en la calle y la movilización pensionista ante el breve cambio de gobierno con el PSOE en el poder y sus moderados guiños a medidas más sociales, que no se traducen en plantearse en profundidad las demandas del Movimiento esbozadas anteriormente.

Lo que nos interesa destacar para estas lecturas que interseccionan la sociedad con la política (institucional y no institucional) es que dichas movilizaciones han generado una nueva identidad colectiva entre los pensionistas que previamente era inexistente y que ha marcado un precedente de movilización para este colectivo. A ello ha ayudado la progresiva generación de grupos y organizaciones de mayores y jubilados que iban larvando un discurso común y transversal con mucho potencial. En este sentido, su exitosa capacidad de convocatoria puede radicar en su naturaleza transversal y en la que encuentran acomodo pensionistas de situación económica diversa, junto a una evidente situación socio-económica progresivamente desfavorable que con los años ha desgastado a este sector poblacional (no olvidemos que para millones de familias, las personas pensionistas han sido el colchón de la sostenibilidad de su vida) (Pérez Orozco, 2010). Y ello amplificado, además, por una continuada cobertura informativa que ha ofrecido al Movimiento una oportunidad única para abrir una brecha política sobre la cuestión de las pensiones públicas.

¿Qué les deparará este 2019? Hay muchas cosas por decidir, pero lo que está claro es que esa brecha generada convierte al Movimiento en un actor político clave de cara a las inminentes elecciones generales del 28 de abril. Por evidencias anteriores, sabemos que el comportamiento electoral de los mayores se caracteriza por adscribirse mayoritariamente a la base electoral del partido y sistema político mayoritario y gobernante una vez iniciado un ciclo electoral, y perseveran en este apoyo mayoritario hasta que un o unos nuevos partidos acceden al gobierno (González y Caínzos, 2012). No obstante, acontecemos a un escenario electoral cambiante. Este factor de cambio de contexto, junto al gran peso poblacional y la arraigada costumbre de voto de este sector, lo convierten en pieza clave a la hora de diseñar campañas y estrategias políticas a corto-medio plazo (Riesco, 2014). En unos meses lo veremos con atención.

Referencias

-Alejos, L. (2018). El movimiento de Pensionistas, fenómeno singular de largo alcance. Lan Harremanak, 40.

-González, J.J. y Caínzos, M. (2012). Ciclos políticos y comportamiento electoral de jóvenes y mayores en España, 1979-2011. Panorama Social, 15, pp. 165-180.

-Pérez Orozco, A. (2010). Crisis multidimensional y sostenibilidad de la vida. Investigaciones feministas, 1, pp. 29-53.

-Riesco, E. (2014). La vejez y la política. Participación y potencial político de los mayores en España. Del voto cautivo al poder gris. Tesis Doctoral, Universidad de Salamanca.

-Tricio, P. (2019). La rebelión de los mayores. Porque la indignación nunca se jubila. Madrid: Península.

[1] Gomer Betancor participa en el proyecto de investigación PROTEiCA, Protesta, aprendizaje y cambio político, (FEDER/ Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades-Agencia Estatal de Investigación. Ref. CS2017-84861-P). Junto con el Investigador Principal de este proyecto Manuel Jiménez Sánchez (UPO) y Raúl Álvarez Pérez (UPO), está trabajando sobre las movilizaciones de los pensionistas. Le agradezco a ellos sus comentarios a este texto. Para más info: https://www.upo.es/investiga/dasp/es/project/proteica/

Imagen de portada obtenida de eldiario.es

Compartir.

Sobre el Autor

Dejar una Respuesta