Problemas y dificultades en el estudio de las culturas políticas: Una propuesta para analizar el aprendizaje político de las élites económicas

0

10/12/2023 – Alejandro Osorio Rauld (Universitat d’ Alacant)

Por diversos motivos, en el campo de la sociología y la politología, no son abundantes los estudios sobre las culturas políticas de las élites. Desde luego, acceder con cierta profundidad a develar las “constelaciones” que conforman los “universos políticos” de quienes ostentan recursos de poder es una tarea que entraña considerables dificultades, que pueden ir, recurriendo a P. Bourdieu, desde “barreras simbólicas” que obstaculizan el acceso a los investigadores, hasta problemas logísticos y de acceso que, en definitiva, impiden “sentarse a conversar con ellas para escucharlas atentamente” (Putnam, 1973, p. 8).

Sin embargo, los problemas no son solo de orden “metodológico”. También hay elementos epistemológicos y teóricos que obstaculizan el avance en la tarea de estudiar la cultura política y el aprendizaje político de las élites. Uno de ellos, por ejemplo, es el escaso diálogo entre la tradición del elitismo y la tradición de los estudios de cultura política (Morán, 1997). Ciertamente, el elitismo ha sido una tradición que ha logrado incluir exitosamente la dimensión del poder en sus análisis, aunque como bien advirtieron dos célebres intelectuales del siglo XX, Robert Dahl (1961) y Raymond Aron (1972), ello se realizó sobre la base de una excesiva teorización en detrimento de la dimensión empírica, lo que habría afectado a la tradición, llevándola casi al desuso en el mundo de la investigación más aplicada. En el caso de la tradición de estudios de cultura política, el problema ha sido prácticamente inverso, debido a su componente fuertemente empiricista y positivista, que incluso le valió sólidas críticas por su ambición de abarcar la cultura política de diversos países sin atender a la dimensión cualitativa de esa cultura política (Almond, 1980, 1988; Welch, 2013); en ella se hacía caso omiso de las contradicciones culturales de los grupos que componían las sociedades examinadas. Aunque con el paso del tiempo ambas tradiciones mencionadas se han enriquecido al incorporar elementos que antes estaban ausentes, la articulación entre ellas sigue siendo escasa.

Otro problema es de carácter teórico con alcances sobre el trabajo empírico, y tiene que ver, fundamentalmente, con las dificultades de poder develar con cierta precisión un componente relevante de la cultura política: los procesos de aprendizaje político que pueden ocurrir en las élites en contextos de cambio. Sin duda, estas dificultades pueden deberse a varios motivos, como puede ser el factor tiempo o longitudinal de la investigación, que en sí ya es una tarea compleja; o lo problemático que puede ser para el investigador monitorear cualitativamente en el tiempo la producción de algún tipo de aprendizaje político en las élites examinadas. Sin embargo, se puede destacar también el problema de la distancia casi irreconciliable que se produce entre los dos modelos predominantes de aprendizaje político: el modelo de socialización política proveniente de la teoría cultural, que concede un excesivo poder a los agentes clásicos en el período de socialización política temprana (early years) (Lane, 1959; Easton y Dennis, 1969; Sears, 1990); y el modelo re-socialización proveniente del enfoque institucionalista (Whitefield y Evans, 1999; Mishler y Rose, 2007; Bartels, 2001) que matiza el carácter inmodificable de la socialización en los “años impresionables”, concediendo a los agentes la capacidad de evaluar lo que les conviene a partir de lo que sucede en los contextos en que se encuentran insertos. Esto facilitaría la realización de aprendizajes políticos diferentes a los arraigados en el substrato de cultura política, lo que podría ocurrir, además, a lo largo de todo el ciclo vital, “los individuos construyen y reconstruyen sus respuestas políticas y su comportamiento en base a una combinación de información, recursos y restricciones posibles” (Whitefield y Evans, 1999, p. 142).

Ciertamente, se trata de dos enfoques que, por lo general, han sido concebidos por los investigadores de manera contrapuesta, y ello pese a que el mismo Gabriel Almond (1993), a treinta años de The Civic Culture, habría sugerido la posibilidad de no contraponerlos, tratando más bien de hacerlos complementarios. Así, en aras de zanjar esta disyuntiva, solicitó a los investigadores culturalistas comenzar a prestar atención a aspectos más contextuales como la economía, lo social, las coyunturas y/o el desempeño gubernamental, siendo esto más fructífero y dinámico para dar cuenta de la complejidad de los “universos políticos” de los ciudadanos.

Consideramos que el último problema planteado no es baladí porque, efectivamente, optar por un solo modelo de análisis puede producir una suerte de “punto ciego” en la investigación de las élites y sus procesos de aprendizaje político en contextos de cambio en la sociedad, sobre todo si ello se quiere rastrear en el tiempo.

Lo anterior se puede apreciar bien, por ejemplo, en el “fallido” proceso de aprendizaje político de la élite económica chilena frente a la aprobación de la nueva Constitución. En efecto, a partir de una investigación longitudinal realizada entre 2018 y 2022 (Osorio y Reig, 2022), se logró registrar en cinco oleadas de entrevistas en distintos momentos que las actitudes políticas del gran empresariado oscilaban de acuerdo al clima político imperante en el país. Así, la rotunda negativa a cambiar la Constitución del gran empresariado -que se explicaba fundamentalmente por un miedo al cambio originado en un proceso de socialización política traumático durante la experiencia de la Unidad Popular en el gobierno del presidente Allende (Osorio y Reyes, 2021)- se comenzaba a modificar conforme el clima de opinión pública se tornaba favorable a la aprobación del nuevo texto fundamental. Pero este “ánimo” o “pulsión” de cambio comenzó a diluirse cuando el contexto político y cultural se inclinaba hacia el Rechazo a la nueva Constitución, haciendo aflorar en la élite sentimientos y valoraciones negativas que justificaban la mantención del legado de Pinochet. Lo anterior, a nuestro modo de ver, puso de manifiesto en la élite económica como estudio de caso, la tensión entre los dos modelos en cuestión, es decir, entre el substrato de una cultura política conservadora originada a partir de una socialización política traumática, y una dimensión más actitudinal y dinámica, sujeta a los vaivenes “turbulentos” del contexto. Probablemente, de haber optado sólo por el primer modelo teórico, no hubiese sido posible identificar cierta apertura al cambio en la élite económica, sesgando con ello el análisis.  

Algo similar ocurre cuando se busca identificar algún aprendizaje político en la élite económica española respecto al proceso de transición a la democracia. Efectivamente, en el contexto de una investigación en curso, las primeras impresiones sobre mis entrevistas a miembros de este colectivo, es que el factor tiempo ha favorecido la realización de un aprendizaje político, sobre todo de desactivación del miedo alcambiode régimen y también a la nueva realidad que suponía la vuelta a la democracia, como fue la aprobación de una nueva Constitución (1978), la incorporación a la Comunidad Económica Europea (1986) o la llegada de un gobierno socialista al poder (1982-1996), entre otros cambios institucionales. Probablemente, los discursos y testimonios de los miembros del colectivo en ese momento histórico estuvieron marcados por la incertidumbre, pero ese sentimiento hoy parece haberse disipado, llevando incluso a varios de sus dirigentes a concebir la transición como “motivo de orgullo cívico”. Esto corrobora la realización de un aprendizaje político democrático, de aceptación de las nuevas reglas del juego político, algo que no ocurrió tan nítidamente en el caso chileno.

Fuente de la imagen: .:GIO::IAB:.Seguir La Moneda vista da Agustinas – https://www.flickr.com/photos/42103876@N00/2329434800

Contacto: alejandro.osorio@gcloud.ua.es

Bibliografía

Almond, G. (1980). The Intellectual History of the Civic Culture Concept. In G. Almond, & S. Verba (ed.), The Civic Culture Revisited. London: Sage Publishing.

Almond, G. (1988). El estudio de la cultura política. Revista de Ciencia Política Vol 10, núm.2, 77–89.

Almond, G. (1993). The Study of Political Culture. In D. Berg–Schlosser, & R. Rytlewski (ed.), Political Culture in Germany. London: MacMillan.

Almond, G., & Verba, S. (1970). Cultura Cívica. Estudio sobre la participación política democrática en cinco naciones. Madrid: Euramérica S.A.

Aron, Raymond. (1972). “Clase social, clase política y clase gobernante”. En Reinhard Bendix y Seymour Lipset (eds.), Clase, status y poder (Págs. 1-32), Madrid: Euramérica. S.A.

Bartels, Larry M. (2001): A Generational Model of Political Learning, San Francisco: APSA.

Dahl, R. (1961). Who Governs? Democracy and Power in the American City, New Haven C.T.: Yale University Press.

Easton, D., & Dennis, J. (1970). Children in the Political System: Origins of Political Legitimacy. New York: McGraw–Hill.

Lane, R. (1959). Fathers and Sons. The Foundations of Political Beliefs. American Sociological Review, num. 24, 502–511.

Mishler, W., & Rose, R. (2007). Generation, Age, and Time: The Dynamics of PoliticalLearning during Russia’s Transformation. American Journal of Political Science, Vol. 51, num. 4, 822–834.

Morán, M. (1997). Elites y cultura política en la España democrática. En P. del Castillo y I. Crespo (ed.), Cultura política (págs. 185–222). Valencia: Tirant lo Blanch.

Osorio, A. y Reig, J. (2022). El “efecto boomerang” de la cultura política: cambios y continuidades de actitud de la élite empresarial frente a la nueva constitución (2018-2022). En Alejandro Pelfini (ed.). ¿Son o se hacen? Las élites empresariales chilenas ante el cuestionamiento ciudadano (págs. 279-308), Santiago: Editorial Universidad Alberto Hurtado.

Osorio, A. y Reyes, V. Among Uncertainty, Fear and Reluctance to Change: The Basis of the ‘Rejection’ to the New Constitution in Chile’s Big Business Before the Social Outbreak of 2019, Journal of Applied Business and Economics Vol. 23, núm. 6, pp. 171-183.

Putnam, R. (1973). The Beliefs of Politicians: Ideology, Conflicts and Democracy in Britain and Italy. New Haven C.T.: Yale University Press.

Sears, D. (1990). Whither Political Socialization Research? The Question of Persistence. In O. Ichilov (ed.), Political Socialization Citizenship Education and Democracy (págs. 69–97). New York: Teachers College Press.

Welch, S. (2013). The Theory of Political Culture. Oxford: Oxford University Press.

Compartir.

Sobre el Autor

Dejar una Respuesta