Revista Literaria de Estudiantes de la Facultad de Filología – UNED

Siempre hay alguien juzgando

Hay siempre alguien juzgando
que eres demasiado delgado
demasiado gordo
demasiado callado
poco coherente,
un poco raro,
un poco tocado. [(dicho
en voz baja)]
un tipo poco
práctico
con buena voluntad pero
demasiado solitario,
demasiado introvertido
demasiado poco práctico
demasiado poco sociable…
Carlos Bordini

Es cierto, 
siempre hay alguien juzgando,
siempre lo hay.
Constantemente hay alguien
que te martillea la cabeza 
—una y otra vez—
diciéndote cómo debes ser, 
cómo debes pensar,
qué debes vestir,
qué debes hacer,
qué no puedes hacer...

Y todos los días lo ves 
y te dice lo mismo 
y se ríe 
y te toca el hombro o se acerca 
y reconoce que te jode constantemente 
y te pide que tengas paciencia que él sabe que es molesto 
pero que tengas paciencia 
y eso te lo dice para continuar dándote una y otra vez
diciéndote una y otra vez lo mismo 
y tú intentas ser paciente 
haces el esfuerzo por serlo 
y amablemente le explicas 
que no te gusta o pones la cara de que no te gusta 
haces gestos de que no te gusta 
haces un gran esfuerzo para que él se dé cuenta de que no te gusta 
pero él sigue pega que te pega él insiste 
hasta que un día estallas 
y lo mandas a la mierda.
Y en ese momento no te importa quién es 
si tus padres —ellos son los primeros— 
o tu jefe 
o ese maldito compañero de trabajo o de clases 
o tu vecino 
o tu pareja 
un día te exasperas te hartas del dale que te dale
entonces él se sorprende 
y abre los ojos muy grandes (muy grandes realmente) 
y se enoja y se sorprende de que te hayas rebelado 
de que te enojes 

de que ya no seas sumiso se impresiona (pensaba que no eras capaz) 
y él se enoja y te grita y te chantajea 
pero ya tú estás harto y no te importa 
y estás dispuesto a llegar a las últimas consecuencias 
y no te importa que se impresione 
porque tú has perdido un poco la cabeza 
y está bien que sea así, ya era hora 
y ahora te sientes mejor, más tranquilo, más calmado, más tú 
y el otro se vuelve pequeño, muy pequeño 
y se calla y te deja en paz y te mira de reojo 
y toma su distancia 
pero ya se calla por una maldita vez por fin se ha callado.

Autor:

Leonardo Reyes Jiménez

Subido por:

Marisa Lozano Fuego