Revista Literaria de Estudiantes de la Facultad de Filología – UNED

Llegada a Puerto

LLEGADA A PUERTO

 

Aterrizan los mares en el rostro del cielo,

poco a poco las nubes van dejando el señuelo

de su párpado limpio, de su blanco matiz

y se enredan las almas de los cuerpos heridos,

y en alba palpitan caprichosos latidos

arañando del aire palpitante el barniz.

 

Suavemente sirenas con sus colas marinas

cimbreantes acechan amorosas, divinas,

intentando la playa del ocaso mimar

porque acechan a veces tempestades y nubes,

se protegen el pecho con añil los querubes

intentando la arteria del amor reparar.

 

Poco a poco las huestes de Neptuno bracean,

y las Circes de espuma con ardor parpadean,

universos mezclados sin afán de morir

y cetáceos , y rocas, y corpúsculos varios

de la tierra y el agua nacarados rosarios

llueven perlas de azúcar suplicando existir.

 

Marineros y barcos agitando su pecho

sin caricia más fiera que su orgullo maltrecho

peleando en las olas por un trozo de tul,

por aquella caricia que les fue renegada,

por los puertos desiertos donde mora su amada

y bebiendo los sueños del crepúsculo azul.

 

Pescadoras y redes agitando sus bocas,

cada verso que grita, cada labio que tocas,

tú, poeta, lo puedes retratar en su piel

y dejar en la historia una huella más tierna

que la rabia o el odio, que la oscura galerna

que las huellas sangrantes de la furia y la hiel.

 

Sí, tal vez nos agiten torbellinos ajenos,

y perdamos incluso la ilusión de ser buenos,

si es que existe en el mundo la llamada bondad

porque el trueno revienta cuando el párpado estalla

y el oxígeno humano ante el miedo batalla,

y se axfixian las huestes del país libertad.

 

Pero amigos, amigas, naveguemos, la aurora

nos acoge en sus brazos, tierna madre y señora

esperando que demos ese paso al valor,

al valor de reírle a la Muerte en la cara

y enseñarle al Averno esa historia tan rara

consistente en los verbos de la paz y el amor.

 

Si algún mar nos aterra y nos quema la bruma,

protegeos, crustáceos, de la balsa de espuma,

simplemente abrazando del nadar la canción,

sin temor porque el tiempo nos traerá la respuesta,

nadaremos a puerto con la gloria en la testa,

con la manos unidas en la misma ilusión.

 

Autora:

Marisa Lozano Fuego

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Marisa Lozano Fuego