Dejando Atrás los Mitos
Solo para la piel existe el mito de los dedos
la dicha de los ojos cuando contemplan solos,
la codicia del hambre que a veces se presenta
y no puedes remediar quedarte al descubierto.
Te has dejado parir quizás más frágil
por todos los proféticos avisos,
para aguantar sequías y tormentas
buscando el equilibrio de los astros.
Has venido llorando con esa piel mojada,
como nacen los hombres y mujeres,
bañado en el líquido amniótico,
en la humedad excesiva;
por eso es que no puedes resistirte al oleaje
que provocan las pieles con su roce.
Aceptas el proceso finalmente
y te agarras a la textura ajena,
con todos esos hilos que salen de tu vientre.
Ahora eres más que dermis,
compartirás también los sinsabores,
eso no lo sabias,
pero a veces se incluye en el abrazo
como en un pack completo la tristeza.