Han sido días de milenios y cuevas, neandertales inteligentes, dunas fósiles, de serengetis mediterráneos y refugios de glaciaciones; días de ciudades perdidas, ruinas romanas, murallas derruidas y mapas de olvido; días de viajeros románticos, bandoleros, contrabandistas, reyes medievales surcando caminos redescubiertos en grupo entre monedas de perra gorda y sigillatas milenarias; días de cauces y vertientes, encajonados valles, efecto Foehn, margas y areniscas; días de alisos y ojaranzos, mandrágoras, beleños, robledales y laurisilva; días de lajas y abrigos, cuevas y figuras, de pinturas rupestres que engarzan con Picasso y Pollock; días de torres medievales, atalayas, alquerías, bóvedas vaídas y mampuesto; días de cabalgadas militares, asedios, invasiones y derrotas.
Días en los que todo lo ha unido un camino, el que desde el principio de los tiempos unió de forma más directa el Mediterráneo con el Atlántico a través de una trama de relaciones, como las que se han establecido entre los asistentes del curso de verano que les ha dado forma: “La Bahía de Algeciras como eje de comunicación a través de la historia”, que durante los días 2, 3 y 4 de julio se han desarrollado a lo largo de un camino real que hemos visto, pisado, hollado y recordado desde el Centro Asociado de la UNED de Algeciras.
Fotografías realizadas por los asistentes al curso.
Guzmán Navarro. Centro Asociado de la UNED de Algeciras.
Comunicación UNED