Los estudios de Filosofía preparan al estudiante para el ejercicio de ciertas profesiones en las que el conocimiento filosófico y las capacidades reflexivas son demandados: enseñanza secundaria y universitaria, investigación sobre temas relacionados directa o indirectamente con la filosofía, aplicación de esos conocimientos a diferentes profesiones y actividades culturales, asesoramiento filosófico y ético en instituciones públicas y privadas, gestión cívico-cultural, divulgación científica y del conocimiento humanístico, etc. Además, la filosofía proporciona un marco de formación personal para la orientación en el pensar, el hacer y el sentir, objetivo por el cual muchos de nuestros estudiantes se acercan a nuestra institución académica, no buscando en ellas sólo salidas profesionales, sino una más rigurosa reflexión racional sobre su vida personal y su acción profesional y comunitaria.
Esto justamente hace de los graduados en Filosofía personas más conscientes, ciudadanos más reflexivos y activos, y más respetuosos de los derechos de cada uno de los grupos humanos y de la igualdad de género. El estudio filosófico nos hace más capaces de reflexionar sobre los valores democráticos y sobre la necesidad del desarrollar y actualizar una cultura de la paz entre los pueblos. Los estudiosos de la filosofía son así individuos críticos y con criterio propio, preparados para poder desarrollar los propios argumentos y entender los argumentos ajenos. Son estudiantes abiertos a las distintas manifestaciones del conocimiento, culturas y experiencias de la realidad, etc., todo lo cual redunda en una comunidad con una mayor fuerza creativa y un saber que puede guiar la acción individual y común.