Revista Literaria de Estudiantes de la Facultad de Filología – UNED

De Ulises a Circe (sonatina)

DE ULISES A CIRCE (Sonatina)

En este mar de dudas, hoy, Circe, nadie sabe
qué invisibles cadenas me amarran a la nave
que baila ante el capricho del codicioso mar.
Retuerce la tormenta su negro remolino,
rotos timón y rumbo, velas, puerto y destino,
la mar es un inmenso vórtice circular.

Cuando pienso en Penélope y en mi patria remota,
los inconstantes dioses abortan mi derrota
y me aleja de Ítaca el frío septentrión;
porque, día tras día, me miente la esperanza,
cuando me arrastra a ciegas la interminable danza
del mar que, encabronado, busca mi perdición.

Con qué obstinada furia la fiera marejada
me brinda en este caos la justa coartada
en mi huida, sin mapas, por los mares sin fin.
Tu imagen, Circe, en este tempestuoso encuentro
es otra marejada que me rompe por dentro
y esparce mis despojos por tu verde jardín.

En mi interior se libra otra incruenta batalla:
cuando mi nave besa la arena de tu playa,
tus labios me dibujan un nuevo amanecer;
vestida de lascivia tu extremada hermosura,
desvías a tu gloria mi errada singladura…,
y sucumbo a tu magia, diosa, bruja o mujer.

En tus ojos marinos brilla el chisporroteo
de las brisas que avivan las brasas del deseo
y, ante el magma que brota sangrante del volcán,
¿qué benévolo oráculo levantará el dictamen
que condena a las olas mi sufrido velamen
ante el silbante látigo del sinuoso huracán?

Desenreda de golpe tu semblante ojizarco
los miedos imprecisos que me atan a este barco
y pone nuevas alas a mi cansado afán.
El cielo, el mar, tus ojos…, todo se confabula
porque la fuerza es poca y la esperanza nula
cuando a ti me proyecta tu magnético imán.

Tan cerca de la muerte, tan lejos de la vida,
los dioses que me cierran la puerta de salida
han puesto en nuestras manos un destino común.
Renunciaré a las playas de doradas arenas,
a los cantos y encantos de increíbles sirenas
aunque me cruja el alma su enervante runrún…

Al fin, superviviente, rendido a tu marea,
pido al ilustre Homero que escriba otra Odisea,
pues la mía termina precisamente aquí,
cuando atraco en tus brazos y naufrago en tu pecho,
al borde del abismo, feliz, aunque maltrecho,
en este mar de dudas que me ha traído a ti.

Autor

Reyes Fp

Subido por

Daniel Lumbreras