Cuida
Que las calles no te cojan desnuda
Con el alma al descubierto.
Más gente que adoquines,
Adoquinada-mente
Alquitranada, alquilada.
Empedrada embarrada y entarabicuadriquinada.
Cuida
Que ese café barato al que hoy te invitan
No hipoteque tu sístole,
Y tu diástole y tus días y
Los desayunos de todos tus estómagos y
Los postres de todas tus postreras lunas.
Cuida
Cuida esa tu niña
Que las almas malas son más que tejas sanas.
Y te acechan y te miden, te enrejan, rajan y cotejan.
Cuida
Que el camino que caminas
No sea de fauces, sí de ovejas.
– Oye,
Desoye las risas, se carcajean –
Que el astro que te ilumina, ¿no lo ves?
Te abrasa y despelleja.
Cuida…
Y busca el fresco abrigo
De la noche mullida y quieta y seca,
Y seca tu alma.
De puertas afuera muéstrala seca.
Que nadie más lo haga,
Ya nunca así sea.
Cuida,
¡Maldita sea, óyeme con los ojos, cuida!
Que tu esponja – de tu alma –
sólo beba de fuentes nobles
De colores nunca dados,
Olorosos y tranquilos.
De besos nunca vistos
Y sábanas blancas.
Cuida,
Quieta,
Estás muerta – saborea, no hagas ruido -Que nadie sepa tu rabia,
Que nadie desuelle tu llanto,
Que nadie desgarre tu queja.
Cuida,
Despierta, quieta, respira, de puntillas.
Ensordece a la jauría,
Lo lograste, amanece nuevo día.
Autora
MARÍA TERESA G-BARRAJÓN.
Subido por
Rafael Sánchez Pérez