Aunque Leonard Cohen no haya escrito, que sepamos, banda sonora alguna, lo cierto es que sus canciones han sido profusamente utilizadas en el séptimo arte. Es indudable que la plasticidad de su voz, unida a la atmósfera que saben crear sus composiciones, lo hacen extraordinariamente atractivo a la hora de ilustrar escenas o imágenes en movimiento.
Pionero de la utilización de canciones de Cohen para sus películas fue, en los años setenta, Robert Altman, quien incluyó varios temas de Cohen en dos de sus películas: “Los vividores” (1971) y “Un día de boda” (1978). En la primera de ellas, suenan The Stranger Song, Sisters Of Mercy y Winter Lady; en la segunda, el famosísimo Bird On The Wire. También lo fueron el alemán Rainer W. Fassbinder, también con Bird On The Wire en “La ley del más fuerte”; y el también alemán Werner Herzog, que incluyó tres canciones de Cohen en su “Fata Morgana” (1971): Suzanne, So long, Marianne y Hey, That’s No Way To Say Goodbye.
Los años ochenta no supusieron una particular presencia de Cohen en el cine. De esta década destaca, sobre todo, la obra de Jean-Luc Godard “Grandeur et décadence” (1986), en la que se puede escuchar la canción The Guests.
A partir de los noventa, las canciones de Cohen se hacen más frecuentes en la pantalla. Así, Alan Rudolph iniciará la tendencia con Ain’t No Cure For Love (1990) para su film “Amor perseguido”. Del mismo año es “Rebelión en las ondas”, de Allan Moyle, que incluirá Everybody Knows y If It Be Your Will.
Una visión más irónica es la que proporciona la canción I’m Your Man en la celebrada película de Nanni Moretti, “Caro diario” (1993).
En su película “Asesinos natos” (1994), Oliver Stone incluye nada menos que tres canciones del cantautor canadiense: Waiting For The Miracle, Anthem y The Future. Inolvidable, por otra parte, resulta la escena de peep-show de la protagonista femenina de la película “Exótica” (1994) de Atom Egoyan, acompañada por la canción Everybody Knows, en la que se entremezclan el erotismo y la denuncia en una extraña pero efectiva simbiosis.
El director de culto Cédric Klapisch hará sonar Suzanne en su película “Le péril jaune”, de 1996. Ese mismo año, e controvertido director del movimiento Dogma, Lars Von Trier, incluirá en una de sus mejores películas, “Rompiendo las olas”, la inevitable Suzanne. También de 1996 es “Basquiat”, de Julian Schnabel, en la que se escucha, aunque en la versión de John Cale, el tema Hallelujah.
Un año después, será la cineasta Marion Vernoux quien utilice la famosa Take This Waltz en su película “Amor y demás”.
Tampoco la primera década del siglo XXI ha escapado a la fascinación de los cineastas por las canciones de Cohen. Así, podemos destacar la inclusión de los temas I’m Your Man en “El taxidermista”, de Mateo Garrone; First We Take Manhattan en “La vida de David Gale” (2003), de Alan Parker; y A Thousand Kisses Deep en “El buen ladrón” (2003), de Neil Jordan. En ese mismo año, Bernard Hébert, rueda con título homónimo, la adaptación de la novela de Leonard Cohen “El juego favorito”, en la que incluirá varias canciones: You Know Who I Am, Who By Fire, True Love Leaves No Traces, Dress Rehearsal Rag y A Thousand Kisses Deep.
En 2004, hemos localizado cinco películas con canciones de Cohen: By The Rivers Dark en “El último cazador”, de Nicolas Vanier; Boggie Street en “Nathalie”, de Anne Fontaine; y Suzanne en “Una casa en el fin del mundo”, de Michael Mayer; If it be your Hill en “No te muevas”, de Sergio Castellitto; y, por parte del cineasta alemán Wim Wenders, amigo personal de Cohen y que ya había utilizado otras canciones de Cohen en sus documentales y series para televisión, los temas The Letters y The Land Of Plenty, ésta última homóloga de la película en cuestión, “Tierra de abundancia”.
En 2006, el film “Monkey warfare” (2006), de Reginald Harkema, incluyó en su banda sonora la canción The Old revolution.