Los trabajos mineros en la cuenca Carbonífera de Puertollano han permitido el descubrimiento y estudio de numerosos niveles fosilíferos ricos en restos de dos grandes grupos de tiburones: xenacántidos (géneros Orthacanthus y Triodus) y euseláceos (Sphenacanthus y Lissodus). Junto a ellos se han encontrado acantódidos (género Acanthodes), que son condrictios basales, ancentros lejanos de los tiburones y otros vertebrados más evolucionados como peces óseos actinopterigios y tetrápodos (Iberospondylus). Sin duda los tiburones y acantódidos son los vertebrados mejor conocidos en la cuenca, al estar representados no solamente por numerosos restos aislados (dientes, escamas y espinas de aleta), sino también por esqueletos articulados, huellas de locomoción (Undichna) y coprolitos. El registro de tiburones en la cuenca de Puertollano es único en el contexto del Carbonífero de la península ibérica, con implicaciones paleobiológicas (por ejemplo en el conocimiento de la evolución de los comunidades de condrictios al final del Paleozoico) y por supuesto con implicaciones paleogeográficas y paleoambientales (nuevo modelo de la cuenca de Puertollano mostrando el desarrollo de un ambiente de transición de tipo estuarino-deltaico y conexión hacia el este con el océano Paleo-Tetis).