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Leonard Cohen, un pretexto como otro



Pep Burgoa-Biblioteca de la UNED
    Leonard Cohen (Montreal, 1934)(acceso exposición virtual en http://www.unedasturias.es/cohen/index.htm )es conocido, sobre todo, como cantautor y, algo menos, como poeta y novelista. Sin embargo, inició su carrera como escritor, y cuando grabó su primer disco tenía ya publicados cuatro libros de poemas y dos novelas. Gracias, sobre todo a estas últimas, era ya bastante conocido, al menos en el ámbito de las letras y del mundillo  underground de la época.  
    De familia judía practicante, Cohen hunde sus raíces en la tradición hebraica y en las Sagradas Escrituras. Incluso muchos años después, cuando el descreimiento y la decepción le hicieron mella, o aún más tarde, cuando frecuentó el budismo zen, nunca dejó de considerarse judío.
    Como escritor, su obra gira en torno a los grandes temas: la vida, la muerte, el bien, el mal, el sexo, el amor, la belleza, la soledad, la guerra, la tradición, el espíritu… Asuntos todos ellos nunca abandonados por la literatura, pero en los que Cohen se mueve con particular soltura.
    En lo musical, Cohen pertenece a ese cajón de sastre llamado “cantautores”. En cualquier caso, dentro de esa nebulosa, es sin duda uno de los máximos exponentes, tanto por la calidad de sus letras como por la eficacia de la música que los envuelve. Sus influencias son muchas y variadas, y van desde el soul al rythm&blues, desde country al jazz y desde la música oriental a la música clásica, sin dejar de lado, ni mucho menos, otras músicas, como la mediterránea. Este eclecticismo se constata también a través de las instrumentaciones con las que se acompaña, en las que se encuentran sonidos tan diversos como la mandolina, el sintetizador, la guitarra eléctrica o el oud.
    Su voz, grave e hipnótica, sabe crear a la perfección, sin ser excelsa, la atmósfera que requieren sus canciones y lo que en ellas se dice. Tal vez por eso, muchos cineastas las han utilizado abundantemente para reforzar el valor de las imágenes. Del valor intrínseco de sus canciones hablan, por otro lado, las numerosísimas versiones que han grabado figuras tan dispares, en el tiempo, el estilo y la sensibilidad artística, como Judy Collins, Perla Batalla, John Cale, U2, Enrique Morente, R.E.M., Nick Cave, Antony, Elton John, Christina Rosenvinge, Peter Gabriel, Suzanne Vega, Tori Amos, Lagartija Nick, Nacho Vegas, Luis Eduardo Aute, Martha y Rufus Wainwright, Santiago Auserón o Johnny Cash.
        Leonard Cohen es, en resumen, mucho más que el autor de  Suzanne, Hallelujah,So long, Marianne… La concesión, este año, del Premio Príncipe de Asturias de las Letras es un pretexto como otro para acercarnos -o volver a acercarnos- a esta figura ya clásica de la canción popular, concediendo a este adjetivo la dignidad que tuvo un día. Y quien quiera más, ahí están también sus novelas -auténticas crónicas de la que fue una de las décadas más apasionantes del siglo XX- y sus libros de poemas, intactos en su belleza y estimulantes en su verbo.
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