La chispa que encendió la guerra es bien conocida: el 28 de junio de 1914 eran asesinados en Sarajevo el archiduque Francisco Fernando de Austria y su esposa a manos de un nacionalista serbio. Ello provocó la invasión de Serbia, aliada de Rusia, por parte de Austria-Hungría y a partir de ahí las alianzas y los intereses de los unos y los otros hicieron el resto. Un hecho curioso y diferencial respecto a la II Guerra Mundial fue que los frentes se mantuvieron prácticamente inalterados durante meses e incluso años, a pesar de los violentísimos y devastadores combates. Fue, sobre todo, una guerra de trincheras, en la que las respectivas artillerías se encargaban de desgastar y de diezmar a las tropas enemigas. Pero también fue una guerra naval y en menor medida, aérea. El número exacto de muertos es aún hoy difícil de determinar, pero se sabe que rondó los diez millones de personas. A ello hay que sumar una ingente cantidad de desaparecidos, heridos y mutilados, que, en su conjunto, casi triplica la de muertos. Respecto al total de tropas movilizadas, causaron baja un 52’3% en el bando aliado y un 67’4% en el de las potencias centrales, cifras ambas escalofriantes que nos dan la medida de la crueldad y dimensiones del conflicto.
Filmografía sobre la I Guerra Mundial