Perspectivas laborales

En España el grado de Criminología es muy novedoso, sin tener una larga trayectoria, como es el caso de otros grados que ocupan el saber hacer de la actividad criminológica.
Hasta hace bien poco que surgió el grado de Criminología, otros profesionales como psicólogos, abogados y trabajadores sociales han desempeñado la figura del criminólogo a partir de una especialización con estudios de 2º ciclo. Por tanto, actualmente es un título que se encuentra en expansión con un amplio espacio para explorar y descubrir nuevas vías laborales, ya que socialmente la visión social de la criminología únicamente estaba asociada a crímenes y no a la globalidad del delito y la seguridad, teniendo en cuenta el trabajo tanto con los agresores o infractores como con las víctimas.
Según los resultados del último informe Adecco, dentro del sector de la seguridad, defensa y justicia se espera un crecimiento del 12,5% en los próximos años.

Se abren nuevas posibilidades en diferentes campos como la violencia de género, la trata de personas, el bullying, la corrupción, la seguridad financiera, la mediación y sobre todo la delincuencia informática, principalmente en las redes. Sin dejar de mirar la necesaria especialización que pueden requerir puestos de los profesionales del sector público que están adscritos a las fuerzas de seguridad, instituciones penitenciarias, administración de justicia, trabajadores sociales, psicólogos, sociólogos, médicos forenses…

La falta de concreción de la figura del criminólogo/a en España hace que los poderes públicos no sean conocedores del potencial profesional de estos nuevos graduados/as. Por lo que pasa desapercibida la figura del criminólogo en numerosos puestos de empleo y otros textos jurídicos. Es esperable que a medida que crezca el conocimiento de su figura, haya más repercusión del criminólogo y por tanto, mayores perspectivas.
Según la ONU, se prevé que haya un aumento de la población mundial que podría crecer de los 7.200 millones a los 9.600 millones de ciudadanos a mediados de este siglo, lo que generará nuevos modelos y un aumento de creación de programas preventivos para la convivencia y la seguridad ciudadana. La preocupación por los factores sociales va en aumento, gracias, en otros aspectos, al cambio de valores derivado de las nuevas tecnologías. Por su parte, la responsabilidad social y la conciencia colectiva se han profesionalizado; deseando de esta forma las empresas y multinacionales, ayudar y se preocuparse por el contexto y la sociedad.

Como consecuencia de este hecho, han crecido y se espera un aumento de las actividades del tercer sector. Tales como actividades de ONG, asociaciones, fundaciones o empresas relacionadas a la ayuda, la seguridad y la cooperación, grandes compañías y entidades públicas.
Por su parte, según los datos del INE se estima que hasta 2026 los puestos relacionados con los trabajadores de los servicios de protección generen una subida de un 1%. Sin embargo, el personal de seguridad privada se estima que bajará mínimamente, alrededor de un 1%.

Estos mismos informes, señalan un aumento del turismo gracias a la globalización, las facilidades para viajar, la necesidad social de desconectar de la vida profesional y los precios cada vez más competitivos, que hacen que sea necesaria la contratación de profesionales que trabajen en materia democrática, terrorismo y de resolución de conflictos geopolíticos, como es el caso de los países del Mediterráneo, ya que de ello dependerá y afectará al número de turistas que opten por tener como destino España, el Mediterráneo y Europa.

A su vez, se apunta también a un aumento en creación de puestos de trabajo relacionados con la tecnología, por lo que el último informe de Adecco sobre el futuro de trabajo en España establece que: La dificultad en algunos casos para controlar todas las funciones y herramientas que de estas se derivan, da lugar a la creación de determinados riesgos asociados a la falta de transparencia y privacidad. Así, son frecuentes los delitos cibernéticos en la red, como la apropiación indebida de identidades, el robo de datos bancarios o delitos contra la imagen y el honor de las personas. Más de un millón de usuarios en el mundo son víctimas cada día de un ciberdelito. A medida que avancen las tecnologías, aumentarán las infracciones relacionadas con ellas, pero también las funciones y empleados destinados a acabar con ellas. (Adecco, 2016, p.78).

Esto supone el crecimiento de medidas para proteger la información en la red garantizando su seguridad y privacidad, tanto en el usuario como en las grandes compañías. Obligando a invertir en expertos en ciberseguridad que eviten ciberataques, fugas de información y haya transparencia.
Además, estos continuos avances tecnológicos exigirán un reciclaje continuo tanto formativo como del mercado laboral relacionado con el sector.

Como conclusión, la perspectiva laboral a lo largo de los próximos años se estima que irá en aumento e irá ganando importancia a medida que socialmente la figura del criminólogo esté más reconocida. Sin embargo, se prevé que bajará mínimamente el número de ocupados relacionados con la seguridad privada. Crecerá en puestos relacionados con la prevención y atención a víctimas y principalmente, las ocupaciones con mejores perspectivas laborales serán aquellas relacionadas con las tecnologías, especialmente la ciberseguridad.