Maternidad adolescente: patriarcado y desarrollo socioeconómico

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15/01/2018 – Marisa Revilla Blanco (Universidad Complutense de Madrid)

El año 2017 se ha considerado como “el año de las mujeres” en un balance, prácticamente unánime en la prensa occidental, que ha resaltado diversos impactos de las movilizaciones de las mujeres durante el año: empoderamiento, nuevo despertar, etc. Temas como la violencia de género o el acoso sexual han adquirido, a pesar de las resistencias y reacciones patriarcales, la relevancia pública que hasta ahora no lograban alcanzar.

El desafío ahora para los movimientos feministas y de mujeres y para quienes nos sentimos feministas consiste, en primer lugar, en que se logre aumentar la visibilidad y la discusión sobre estos temas, que no disminuya el interés, y que se aborden medidas y políticas que contribuyan a su desaparición. Pero, en segundo lugar, el desafío está en que no se presenten estos temas como anomalías aisladas, sino que se comprenda el lugar que ocupan como efectos violentos del patriarcado.

Para ello, debemos seguir ampliando la denuncia de situaciones que, como consecuencias de ese patriarcado, impiden los avances en la igualdad de género o, visto de otro modo, propician que no se avance linealmente en igualdad, sino que contemos con algunos pequeños avances en temas específicos mientras que, en otros ámbitos, no solo no se producen avances, sino que la situación requiere especial atención.

Este es el caso de la maternidad adolescente en el mundo. Desde mi punto de vista, un tema especialmente sensible porque compromete la situación de las mujeres que serán mañana las adolescentes de hoy.

Tabla 1: Tasa de fertilidad en adolescentes

(Nacimientos por cada 1.000 mujeres entre 15 y 19 años)

Países de referencia 1960 2015
Media mundial 86,6 44,1
Ingreso alto 46 13
Ingreso mediano alto                            76 30
Ingreso mediano 95 40
Ingreso mediano bajo 116 47
Ingreso bajo 137 96
Miembros OCDE 52 22

Fuente: Extracto de elaboración propia. División de Población de Naciones Unidas. Perspectivas de la Población Mundial. Citado por el Banco Mundial.

Los datos que presento en la Tabla 1 nos acercan a una realidad que, en primer lugar, está cambiando porque observamos una disminución en la tasa analizada en el periodo entre 1960 y 2015 y, en segundo lugar, está anclada en la desigualdad socioeconómica.

Aunque el indicador “ingreso del país” es muy limitado para analizar el desarrollo socioeconómico, sí nos permite comprobar que tienen relación y que, asociado a la posición que el país ocupa según su nivel de ingreso, estarán actuando otros factores como la incorporación de las mujeres al empleo, a la educación, el reconocimiento de la igualdad de derechos, etc.

Todos factores clave para la comprensión del fenómeno del matrimonio infantil, porque se desarrolla habitualmente en los países y culturas en los que se mantiene la subordinación de la mujer,  anclada en una función reproductora. Como recogen Alessandro Gentile y Ana Lucía Hernández en su trabajo Relatos de madres adolescentes en la España actual: “… la maternidad en edad adolescente es un hecho normalizado en aquellas comunidades con rígidas desigualdades de género, donde se socializa a las mujeres desde pequeñas para los roles de esposas, madres y cuidadoras del hogar que ellas deben cumplir si quieren formar parte de su comunidad”.

Tabla 2: Tasa de fertilidad en adolescentes

(Zonas geográficas)

Zonas geográficas 1960 2015
Unión Europea 39 10
América Latina y Caribe 107 64
África Subsahariana 153 101
Oriente Medio- N. África 136 39
América del Norte 82 20
Asia Meridional 115 33
Asia Oriental y Pacífico 66 22
Mundo árabe 134 48
Europa y Asia Central 42 17

Fuente: Extracto de elaboración propia. División de Población de Naciones Unidas. Perspectivas de la Población Mundial. Citado por el Banco Mundial.

La tabla 2 introduce una mirada a zonas geográficas y países concretos que nos permite profundizar en este tema. De estos datos, la zona geográfica que tiene mayor número de casos es África Subsahariana, seguida por América Latina y Caribe. Me voy a concentrar ahora en el análisis de la maternidad adolescente en América Latina porque, como planteaba la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) en su Informe Anual 2011 (págs. 17 y ss.):

“Vale subrayar que, mientras los índices de maternidad tienden a disminuir en todos los grupos de edad de los países de la región, continúan en aumento en el grupo de adolescentes de entre 15 y 19 años. Este incremento se da en países con distinto nivel de desarrollo económico, nivel educativo e incidencia de la pobreza, lo que revela la complejidad del fenómeno y la multiplicidad de factores que inciden en su evolución. La mortalidad materna y el embarazo adolescente son más elevados entre las mujeres de sectores más pobres, quienes tienen menor acceso a la educación, a la información y a la salud sexual y reproductiva”.

El Informe de UNICEF sobre Vivencias y relatos sobre el embarazo en adolescentes, realizado en 2014 en seis países de la región, recoge los siguientes datos:

“En la región, una de cada tres jóvenes es madre antes de cumplir 20 años. Entre los países de la región con mayores porcentajes de madres jóvenes se encuentran: Nicaragua (28%), Honduras (26%), República Dominicana (25%), Guatemala y El Salvador (24%), Ecuador (21%) y Bolivia y Colombia (20%) (UNFPA, 2013). Casi todos los países de la región se encuentran dentro de los 50 países del mundo con las tasas de fertilidad adolescente más altas (Banco Mundial, 2012)”.

El estudio citado de CEPAL nos ofrece el recuento de los factores que más pesan en la maternidad adolescente en la región: pobreza, fracaso educativo y salud sexual y reproductiva. Sobre estos temas se han concentrado los análisis sobre el fenómeno en la región en los últimos años.

El estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) de 2011, El fracaso educativo: Embarazos para no ir a la clase, concentrado en Paraguay y Perú, introdujo una perspectiva nueva: según el estudio el fracaso educativo tiene relación con la maternidad adolescente como causa, no como consecuencia. Es decir, no se trataría tanto de que las adolescentes abandonen la educación como resultado de su maternidad, sino que, la falta de expectativas sobre la educación recibida y la falta de expectativas sobre el desarrollo personal y profesional de las adolescentes de determinados grupos sociales estaría en el origen de la maternidad, en cierto modo, deseada.

Sería la búsqueda de un embarazo (o la no prevención), como una vía rápida de acceso al mundo adulto de estas adolescentes, a través de la maternidad. En palabras de sus autoras, Emma Näslund-Hadley y Georgina Binstock: “Sus expectativas de tener una vida diferente a la de sus padres son mínimas o no existen. Estas mujeres carecen de incentivos para evitar los embarazos e incluso podrían planear quedar embarazadas”.

Sin embargo, en 2017, el informe de Jorge Rodríguez Vignoli, Fecundidad no deseada entre las adolescentes latinoamericanas, publicado por CEPAL y la División de Población de UN, discute el argumento de la deseabilidad de la maternidad adolescente porque sus resultados plantean que: “i) la deseabilidad es minoritaria entre los nacimientos de madres adolescentes, ii) la deseabilidad de la fecundidad adolescente está cayendo muy marcadamente, y iii) el gradiente socioeconómico es mucho menor que el registrado en el caso de la fecundidad observada e, incluso, en algunos países, los mayores niveles de no deseabilidad se informan entre las adolescentes pobres”. El problema estribaría en este caso en las dificultades de acceso a anticonceptivos y a educación sexual y reproductiva.

Lo que se evidencia en todos los estudios es que las adolescentes de los grupos sociales más pobres son las más afectadas por este fenómeno. Sociológicamente, es extraño encontrar fenómenos mono causales por lo que, desde mi punto de vista, enfrentamos una realidad que, en unos casos, tendrá relación con una planificación de la maternidad que ratifique las expectativas que se mantienen sobre estas adolescentes; en otros, con la falta de acceso a anticonceptivos y, en otros muchos, con una mezcla de los dos.

Lo que se desprende también de las investigaciones y los datos es que empezamos a conocer mejor la situación de las madres adolescentes, pero no sabemos casi nada de quiénes son los padres en esas situaciones. Y tener esa información es crucial porque esa visibilidad corresponde con su responsabilidad.

En todo caso, y más allá de América Latina, pensando también en España o en Europa, aparecen líneas de actuación concretas que abarcan los factores que inciden en este fenómeno:

  • Mejora del acceso a la educación de calidad de las niñas y adolescentes de los grupos sociales más pobres, que pueda suponer realmente la apertura de una puerta hacia un mundo adulto que no reproduzca las desigualdades de partida.
  • Medidas y políticas que garanticen el ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos de los y las adolescentes.
  • Mejora de la educación sexual y reproductiva de los y las adolescentes.
  • Énfasis en el acceso a esta educación sexual y reproductiva de los adolescentes hombres: La prevención del embarazo, el uso de anticonceptivos y la sexualidad responsable han de ser cosa de dos.

Imagen de portada de Presidencia RD bajo licencia CC

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